Emma:
Despertó, sintiendo frío pues le faltaba el cálido cuerpo de su esposa a su lado en la cama. Intentó fijar la mirada pero era inútil, demasiado tarde o demasiado pronto, depende de cómo se mirase, el reloj marcaba las tres de la mañana y Regina aun no se había acostado.
Se levantó perezosa y resoplando, por fortuna esa era la última noche en vela que su morena padecía, al menos por los estudios. Se dirigió a la cocina, echando un vistazo a la habitación de Henry donde el muchacho yacía completamente dormido. Preparó café en silencio, sin olvidarse de la canela con una sonrisa en el rostro, su mujer le había cogido el gusto a beber así ese brebaje. Con paso seguro y sin hacer ruido, entró en el despacho que había habilitado para que Regina pudiera estudiar, su morena estaba concentrada en sus apuntes, colocándose las gafas de vez en cuando como síntoma de nerviosismo, era la recta final de su carrera y le estaba pasando factura. Para Emma seguía siendo la mujer más hermosa del planeta, aunque se desvelara y la arrastrara inevitablemente con ella. Cerró la puerta con cuidado, llamando la atención de su amada que levantó la vista de los papeles y se la quedó mirando, con media sonrisa en el rostro. Sus ojos cargados de ternura y un mudo agradecimiento cuando su mujer le tendió la taza de café. En silencio se sentó a su lado, mientras bebía un sorbo de ese brebaje e, inconscientemente, llevó su mano al vientre de Regina, provocando que la morena dejase de estudiar y ambas se miraron entre inquietas y sonrientes.
Regina colocó la taza de café sobre la mesa y se acurrucó en los brazos de su esposa, dejando que esta acariciase su vientre con cariño, antes de romper el silencio con un susurro.
-¿Crees que fuimos muy deprisa?
Emma besó su cabeza con cariño, últimamente hablar con Regina era muy difícil pero sabía que valía la pena pasar por ese momento, después del último examen sería licenciada en empresariales y el hecho de que llevara a su hijo en su interior dejaría de preocuparle.
-Creo que tras cuatro años casadas era el momento de ser mamás otra vez
-Sé que te insistí mucho, y que tú querías esperar a que terminase la carrera...
-Regina está bien, las cosas han salido como debían, a su debido tiempo
-Te amo ¿Sabes?
-Yo también a ti, ¿Es necesario que sigas estudiando? Estoy convencida de que no lo necesitas
-Tienes razón, solo estaba repasando ya que no podía dormir, estoy nerviosa
Emma levantó con relativa facilidad a su esposa en sus brazos, provocándole una leve risa y besó sus labios con cariño.
-No tienes por qué dormir, pero quédate a mi lado en la cama, te prometo desvelarme contigo
Un nuevo beso robado, sonrisas y susurros para no despertar a Henry, mientras Emma la conducía hacia la cama en brazos. La tumbó con delicadeza, como si fuese de cristal, besando sus labios, su rostro, su nariz, bajando por su cuello, viajando por su piel con dulces besos que le provocaban cosquillas, mientras su amada entrelazaba sus dedos entre sus rizos, mordiéndose el labio inferior, intentando calmar sus hormonas alteradas debido a su reciente estado.
De pronto Emma dejó de besarla y la miró a los ojos pensativa, la morena acarició su rostro, depositó un beso suave en la punta de su nariz y le preguntó sin rodeos.
-¿Qué te pasa por la mente?
-Que mañana terminas por fin de estudiar
-Por fin... se hizo eterno pero voy a ser licenciada
ESTÁS LEYENDO
La última mirada
FanfictionAU Emma Swan, una importante mujer de negocios arrastra un duro pasado y un odio irracional por Regina, la mujer que hizo de su vida un infierno y que el destino ha puesto a trabajar para ella como su secretaria.