Emma:
No sabía cuánto había dormido, pero se sentía una mujer completamente nueva. Poco a poco volvía a la consciencia, sintiendo el calor del cuerpo de Regina completamente pegada a ella, su cálido aliento en el cuello, sonriendo sin poder evitarlo y embriagándose de la sensación de bienestar que la invadía en esos momentos.
Abrió lentamente los ojos para posarlos sobre el rostro apacible de su morena, completamente dormida en sus brazos. Su rostro sereno y tranquilo, en sus labios media sonrisa y sus cabellos alborotados sobre la almohada, era la visión más bella del mundo.
No quería moverse para no despertarla, pero al girarse para ponerse un poco más cómoda se encontró con los enormes ojos curiosos de Henry mirándola, entre asombrado y completamente feliz de verla. Se sobresaltó consiguiendo despertar a la morena que, de un salto, se levantó mirando histérica el reloj, al parecer habían dormido varias horas. Henry se abalanzó sobre ellas riendo feliz, Emma lo cogió en sus brazos y empezó a hacerle cosquillas mientras él reía y miraba a su madre fascinado, esa mañana estaba triste, sin querer salir de la cama y al llegar del colegio la vio feliz en brazos de Emma, su mente infantil unió los engranajes y supo que a partir de ese momento todo iba ir mejor, su madre volvería a dormir tranquila por las noches.
El parloteo incesante de Henry las hizo reír a carcajadas, lo único que pudieron sacar el claro fue que Emma se quedaría a cenar, no podía decir que no pues el pequeño había decidido por ella. La rubia lo abrazó con cariño, ese pequeño era el pilar de su amada, su tabla de salvación, Regina lo amaba con toda su alma y eso lo convertía en una de las personas más importantes para Emma también.
Se levantaron de la cama perezosas, y se unieron a Belle que con una mirada inquisitiva le dio a entender a su amiga que no se iba a librar de un exhaustivo interrogatorio mas tarde. Regina y belle entraron a la cocina para preparar la cena, mientras la morena entre risas echaba a Emma ya que aseguraba que no la quería en su cocina, no quería que nada saliese en llamas. Ella fingiendo que su orgullo estaba herido sin poder borrar la sonrisa de su rostro, se sentó con Henry que se empeñó en enseñarle uno a uno todos sus juguetes y tesoros, dejando para el final su preciado trenecito que llevaba a todas partes. Jugando con él la encontró Regina y se los quedó mirando enternecida, podía acostumbrarse a esa visión idílica, esa pequeña familia que Emma quería formar con ella y con su pequeño.
Cenaron entre risas, acompañadas del incesante parloteo de Henry contándole a Emma con todo detalle lo que había hecho en la escuela, a qué había jugado, cuántos amigos tenía y una larga lista. La rubia lo escuchaba solemne, interiormente agradecía la confianza que él depositaba en ella, el cariño que le daba. Tras cenar y limpiar todos los cacharros, belle se retiró alegando que estaba cansada aunque sus auténticas intenciones eran dejar a Regina a solas con Emma, sabiendo que su amiga necesitaba esos momentos de intimidad con la rubia. Se sentaron los tres a jugar a juegos de mesa, dejando que Henry ganara, hasta que este empezó a cabecear por lo que su madre lo mandó a la cama. El pequeño exigió que Emma fuese a arroparlo igual que la morena, terminando de ganarse el corazón de la joven. Con el niño profundamente dormido, Regina sirvió dos copas y se sentó con Emma, ninguna de las dos quería despedirse, no querían separarse. Tras la copa y haciéndose evidente que Emma ya debía marcharse pues se hacía tarde, se levantaron en silencio mientras Regina la acompañaba a la puerta. La rubia pudo apreciar que su mirada se había apagado, en ella había duda, incluso miedo, pero no se atrevió a preguntar los motivos.
La besó, con dulzura, lentamente, intentando alargar el momento del adiós todo cuanto pudiera. Al separarse Regina agachó la mirada y simplemente susurró.
-Quédate...
-Debo irme Gina, es tarde
-Por favor... no quiero tener pesadillas
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La última mirada
FanficAU Emma Swan, una importante mujer de negocios arrastra un duro pasado y un odio irracional por Regina, la mujer que hizo de su vida un infierno y que el destino ha puesto a trabajar para ella como su secretaria.