Secretos detrás de las cámaras.

Capítulo 4. ¿Quién lo iba a decir?

Narra Jungkook

Noté como las manos de Jimin me empujaron con fuerza hacia la cama y vi como de una manera rápida, o más bien, salvaje, se puso encima de mi, ahorcajadas. Durante unos segundos lo miré, no entendía muy bien que significaba aquello, pero él ni siquiera vaciló en besarme desenfrenadamente. Sus manos empezaron a acariciar mi abdomen, y aunque la tela separaba su piel de la mía, cada célula de mi cuerpo se agitó. No quería que parara, de hecho quería más.

Narrador omnisciente

-Ji-Jimin...qui-quiero más-

Balbuceó entre gemidos Jungkook mientras intentaba quitarle la bata a Jimin con una mano y con la otra entrelazaba sus dedos con aquel pelo dorado. Mientras el otro saboreaba con tanto gusto el cuello del menor que estaba seguro que le quedarían marcas.

Jimin recorrió con sus labios el cuello de Jungkook hasta llegar nuevamente a su boca, donde empezó a ralentizar el ritmo y a disminuir la fuerza, para permanecer durante apenas 3 o 4 segundos observando los ojos del menor, que ahora brillaban con tanto deseo que Jimin sintió como se le erizaba la piel de la nuca. Sin dejar de besarlo lentamente, el rubio sacó las piernas de Jungkook, primero una y después otra, que estaban atrapadas entre las musculadas piernas de Jimin. Éste, dejó de besar al moreno, que temblaba de la excitación y del deseo, y empezó a rozar muy sutilmente sus labios, bajando por su barbilla y siguiendo por el cuello apenas acariciando aquella suave piel con la respiración. Mientras la mano que hasta entonces estaba acariciando el torso de Jungkook, entraba por debajo de la tela que lo cubría y acariciaba su pecho en busca de su pezón.

Jungkook soltó un gemido de placer mientras tiraba su cabeza hacia atrás, al notar como la mano de Jimin lo pellizcaba. El mayor, siguió bajando sus labios hasta llegar a su pecho, y su mano dejó de juguetear con aquel ya erecto pezón, para empezar a desabrochar la maldita bata y retirarla por sus hombros con tanta delicadeza como si la piel de Jungkook fuera a romperse al más mínimo golpe. Cuando los brazos y el torso quedaron liberados, Jimin agarró por las caderas a Jungkook, levantándolas hasta poder retirar por completo la bata y lanzarla a un lado de la cama.
Jungkook se agarro con ambas manos al cuello del rubio, acariciando su sedoso pelo, mientras se besaban despacio. Los segundos pasaban y los besos eran más apretados, más humedos, más fuertes. La respiración desbocada, el corazón palpitando tan rápido que el mismo cuerpo se sentía incapaz de seguirle el ritmo. Los jadeos de desesperado deseo. Sus cuerpos empezaron a estremecerse y a pedir más. El menor, empezó a quitarle la bata, mientras el otro empezó a moverse, no muy lentamente, haciendo que sus miembros, ya al descubierto, empezaran a rozarse.
Jimin bajó su mano hasta la entrepierna del menor, y de una manera suave, pero contundente, le agarró el pene a éste, que soltó involuntariamente un largo gemido al notar las fuertes manos de su amante en su miembro. El mayor empezó a mover su mano lentamente arriba y abajo, apretando con un poco más de presión en la punta mientras ahogaba con sus besos, los jadeos y gemidos que salían de la boca del más joven. Sin dejar de masturbarlo, empezó a bajar su boca por el cuerpo estremecido de Jungkook, que se sacudía cada vez que notaba los besos y mordisco de Jimin más cerca de su ingle. Llegó al ombligo, donde se detuvo unos segundos metiendo su lengua por ese diminuto y perfecto agujero, lo mordió y lo lamió, y siguió bajando hasta llegar a su entrepierna, disfrutando del cosquilleo que le provocaba en los labios y la barbilla, el bello púbico del moreno. Sin dejar de mastubarlo, beso la punta de su pene y la lamió. Notaba como el cuerpo de su amante se encogía y levantó la mirada para poder observar aquel perfecto rostro retorcerse de placer. Verlo tan excitarlo le puso más cachondo a él, que con tanto deseo se metió el pene a la boca para hacerlo entrar y salir de manera cada vez más rápida y furiosa.