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Cuando Mingyu se despertó parecía ser un nuevo día y se encontraba en la cama donde había estado durmiendo desde que llegó a ese lugar.

De tanto que había dormido no estaba seguro de si exactamente todo lo que recordaba había sucedido o había sido un sueño. 

Se levantó de la cama e intentó no hacer mucho ruido. Pronto llegó a la cocina donde, efectivamente, estaba la taza que tenía en su cabeza. Todo había sido real. ¿Por qué Wonwoo no se había tomado la molestia en limpiar? peor aún ¿por qué lo había estado drogando?

El enojo provocó que su sangre hirviera, estaba molesto. Buscó a Wonwoo en su habitación, en el baño, en todos lados. Estaba a punto de abrir la puerta para salir de la dichosa cabaña en su busca cuando esta se abrió.

— Mingyu ¿qué haces? —Wonwoo parecía sorprendido de verlo ahí parado, sin su ayuda, después de todo su pierna ya lo dejaba moverse por si solo. El azabache tenía una canastilla con un par de hierbas y fruta en ella.

— Tenemos que hablar.

Mingyu se estaba dejando llevar por sus emociones ¿y quién no lo estaría? es decir, aunque ese lindo azabache lo alimentaba y lo cuidaba no podía dejar pasar que lo estuvo drogando estas dos últimas veces para que no se fuera. 

— Claro. Pero necesito hacer un par de cosas antes...— 

— Ahora. 

Wonwoo por fin observó el rostro del moreno, suspiró sonoramente, cerró la puerta y se dirigió a la cocina donde dejó la canasta con las cosas. 

— Mingyu no sé de que quieras hablar pero estoy muy ocupado y...— 

— Me drogaste. —El más alto soltó la bomba dejando a Wonwoo boquiabierto. Su expresión relajada se volvió una vez más a esa que había tenido cuando Mingyu recién llegó ahí. El moreno al ver que no decía nada prosiguió con su acusación.

— Estas dos veces estuviste drogándome ¿por qué?  —Hizo una pausa, Wonwoo seguía sin decir nada pero podía notarse que estaba molestándose también— ¡¿Por qué lo hiciste Wonwoo?! No había necesidad.

— ¡¿Por qué lo hice?! ¿Acaso debe haber una maldita razón Mingyu? 

—  ¡Si! claro que debe haberla una persona no droga a otra sólo porqué si.

— Es que... Olvídalo —Wonwoo estaba a punto de irse de la cocina, molesto pero abatido a la vez. 

— No, tu no vas a ir a ningún lado. Explícame de una maldita vez que esta ocurriendo. — Mingyu tomó fuertemente el brazo del azabache para detenerlo. Eso fue la gota que derramó el vaso, Wonwoo volteó muy molesto y se soltó.

— ¿Quieres saberlo? ¡Porque tú, idiota, quieres dejarme! Siempre tienes que volver la conversación en tus cosas. Simplemente piensas en ti, todo el tiempo.

Wonwoo lo estuvo recriminando con su dedo haciendo que el más alto retrocediera un poco asombrado por su actitud. Terminando sus palabras el azabache se largó del lugar para minutos después escucharse un portazo, probablemente provenía de la habitación del mismo.

— Wonwoo... 

Mingyu estaba procesando todo lo que su rescatista le acababa de decir. ¿No quería que se fuera? No perdió tiempo y se dirigió a donde suponía se encontraba Wonwoo.

No tocó la puerta. El azabache estaba hecho un ovillo a la mitad de la cama. A Mingyu se le rompió el corazón al verlo de esa forma. 

  — Sal de aquí—El tono de Wonwoo fue aún más frío que de costumbre lo que mandó escalofríos al cuerpo del moreno. 

— No me iré. Wonu, mírame. —Mingyu había llegado por fin a la cama frente a Wonwoo quien no acató la orden dictada y lo obligó a levantar su mirada con una mano en su barbilla.

Sus ojos estaban ligeramente llorosos pero su expresión seguía siendo fría, apartó el rostro.

— Vete. 

— Wonwoo... 

— Te dije que te vayas

— No me iré.

—  Eso es lo que querías, irte, ya lárgate. Te estoy dejando y tú sólo no haces lo que querías tod—

Y si, Mingyu lo había callado con un beso. Al principio ninguno de los dos se movió, sólo era el simple roce de sus labios. Ninguno había cerrado los ojos, estaban igual de sorprendidos, Mingyu no sabía como habían llegado a eso. Pronto alguno de los dos chicos cerró los ojos y dieron inicio al movimiento de sus labios, algo dulce y lento. Eran tímidos con lo que hacían.

Pero llego un momento en el que no les era suficiente, sus cuerpos pedían más. Más que un simple roce de labios, las manos de ambos picaban por poder tocar la piel del otro.

Mingyu intentó escurrir sus manos por debajo de la camisa del azabache sintiendo su piel erizarse por el cambio de temperatura de sus cuerpos y un quejido bajo de Wonwoo que los hizo despertar a ambos. Se separaron y se miraron a los ojos, ambos estaban sonrojados y con los labios hinchados por toda la atención que habían tenido.

¿Cómo habían llegado a eso?

Mingyu intentó aligerar el ambiente.

— No voy a dejarte hyung. —Pegó su frente con la del contrario.

— ¿Cómo sabes que soy hyung? —Wonwoo bromeo un poco, lo que hizo sonreír a ambos.

— Sólo lo sé. — Mingyu observó el rostro del azabache quien no perdió tiempo y junto sus labios una vez más, sellando algo que no se había dicho en palabras. 

Mingyu no lo iba a abandonar.  

¿Pensaste que podrías escapar? ➳MEANIEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora