La sangre se escurría por toda mi cara, mi preciosa estaba empapada en ella y esta brotaba de la mujer en el piso que ahora se encontraba muerta.
En la habitación lo único que se oían eran los gritos y llantos ahogados de la familia.
-Me levanté los lentes protectores- Que lastima, creí que gritaría más. -Dije inmutada mientras limpié una gota de sangre junto a mi boca- En fin, ¿quién sigue? -Pregunté animada-.
Las dos niñas comenzaron a llorar más fuerte mientras se intentaban abrazar, pero no podía ya que se encontraban atadas.
Su padre colgaba de una de las vigas del techo por las muñecas gritando enfadado y desesperado a través de la mordaza.
-Benny, Benny... -Caminé hacia adelante arrastrando mi preciosa hacha- ¿Por qué estas tan molesto? -Fingí confusión ladeando mi cabeza- Esto es tu culpa; yo te di una fecha límite muy razonable... -Caminé dirigiéndome hasta sus hijas- pero tú te aprovechaste de mi amabilidad... -Acaricié la cabeza de la menor y esta se estremeció- y ahora de toca pagar. -Sonreí cínica y levante a mi preciosa sobre mi cabeza... -.
(...)
-Va... -Dije fastidiada- Estoy llena de sangre y ahora tendré que darme un baño. ¡No es justo! -Hice un pequeño berrinche de niña-.
-Deja de ser tan infantil. -Dijeron a mis espaldas-.
-Deja de ser tan misterioso, ja, no puedes ¿verdad? -Le saqué la lengua mientras cruzaba mis brazos-.
-¡¿Qué no tienes que ir a trabajar?! -Me gritó fastidiado-.
-Ah... -Ladeé la cabeza- Sí, creo que tienes razón, pero todavía tengo que llamar a limpieza.
-Bufa- Yo los llamaré no te preocupes. -Se volvió a ver los cadáveres- ¿Por qué eres tan cruel?
-Porque es la única manera de que aprendan. -Me deshice de mis guantes-.
-Pero, ¿cómo se supone que ese tipo va a aprender si esta muerto?
-...- Bueno, los que me deban sabrán lo que les espera si no cumplen. -Sonreí-.
-Siempre tienes una respuesta a todo, ¿no?
-Sip. -Volví a sonreír-.
-Suspira pesadamente- Vete ya antes de que me arrepienta.
-De acuerdo, nos vemos en la próxima. -Me puse un abrigo largo y camino hacia la salida-.
-No cuentes con ello. -Se escuchó a lo lejos. Reí-.
Bajé las escaleras y salí de ese asqueroso lugar. Abrí la puerta del auto, me monté y nos fuimos alejando de allí.
-¿A dónde nos dirigimos, ama? -Preguntó el chofer-.
-A mi apartamento. -Contesté fría-.
Al llegar ahí fui directo al baño, odio la sangre en mi cabello. Me di una larga y refrescante ducha, al salir me vestí simple ya que solo iría a la editorial por mi nuevo empleado.
Maldito dolor de trasero con talento.
Pero debo tenerlo supervisado por lo menos una semana para saber que no tengo nada de que preocuparme.
Mi chofer me llevó devuelta a la editorial, le dije que esperará un momento, no creo que tarde mucho a menos que no haya hecho nada.
Baje del ascensor, estaba relativamente feliz, entré a mi oficina, abrí la puerta de la habitación y ¿qué me encuentro?
A una persona que no tendrá un final feliz.
Me acerqué e hinqué junto a él, dormía tan plácidamente en el piso que no me contuve y le acaricié la cabeza con ternura unos segundos para luego halarle de los cabellos despertándolo.
-¡¿Qué crees que haces durmiendo en el trabajo?! -Levantándole la cabeza del cabello-.
(...)
La cabeza me arde y me siento como una bolsa de patatas. Tengo miedo, miedo de que decida terminar conmigo de una vez por todas.
Sabía que no debía dormirme pero sin algo como café, siento que fue inevitable.
Adiós fifi y fufi, mi par de pantuflas, las extrañaré. Adiós tipo raro del super, a ti también. Y por sobretodo...
-¡Adios chocolate! -Grité-.
-¿De qué estas hablando?
Volví a ver a la causante de mi agonía y sufrimiento que se encontraba muy tranquila sentada tomando café mientras lee.
-¿E-eh? ¿Yo?
-Sí, tú. No paras de murmurar y... ¿quiénes son fifi y fufi? -Me preguntó con un tono de burla-.
-Abrí los ojos de par en par y contesté nervioso- Ah, ¿nadie?
-Riéndose detrás de esos papeles- Lo que tu digas, machote. Por cierto, me alegra que por lo menos, antes de que descaradamente te durmieras, leyeras las demás novelas y escribieras unas insignificantes pero concisas notas.
-¡¿Entonces me dio una paliza por nada?! -Exclamé más sorprendido que molesto-.
-¡No me levantes la voz! Y no fue por nada, te dormiste en el trabajo. -Se cruzó de brazos-.
La miré molesto unos segundos, estaba muy confundido y tenía muchas dudas pero no se si deba hablar al respecto.
Que más da.
Ya me esta haciendo papilla por hacer mi trabajo y dormir.
Tomé todo el valor que pude inventar en ese momento y me amenace a hablar.
-A-ama y seño-ra, ¿podría ha-hacerle unas pre-pregun-tas?
-Claro. Porque no podrías, no es como que te estuviera negando tu libertad de expresión. ¿Qué quieres saber?
Me quedé mudo unos segundos.
Nunca esperé que aceptara, todo lo contrario creí que me tiraría por la ventana de una patada.
-De a-cuerdo... -Tragué saliva y acomodé mis pensamientos para encontrar las preguntas-.
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Sangre Entre Líneas
Humor"Se busca empleado. Requisitos: Que no valore su vida, no se tenga respeto propio, no busque superarse, que se entregue en cuerpo y alma; además acepte menos del salario mínimo. Si está interesado favor comunicarse al... "