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Estaba tan emocionado ese día, incluso me levanté veintidós minutos antes. Llevaba hablando de ese día sin parar como dos semanas, mamá estaba harto de mí, y de ti también, seguramente.

Lo primero que hice ese sábado en la mañana fue correr al baño para alistarme desde temprano. Mis padres seguramente seguían dormidos, pero yo ya era lo suficientemente grande como para bañarme sin que un adulto me lo dijera.

Tomé la ropa que mamá me compró especialmente para ese día y cepillé mi cabello. Supongo que me veía bien, mamá decía aquello cuando me peinaba de esa manera, y sus tías también.

Tomé mi regalo, sacándolo de debajo de mi cama y bajé las escaleras con él entre mis brazos.

Al final, tuve que esperar a que dieran las cuatro de la tarde para que mi mamá me dijera que ya podía subir al auto para ir a tu casa. Aunque yo me hubiera despertado a las 8:38 a.m, y estuviera listo a las 9:04 a.m.

Estaba tan emocionado por tu cumpleaños.

Cuando llegué, salí del auto tan ansioso y sonriente. Mi progenitora que era alta, tocó el timbre y ambos esperamos expectantes. Tú madre fue quien abrió y prácticamente me estrujó en sus brazos, para luego decirme que corriera dentro y fuera a jugar contigo.

Los observé a todos maravillado.

Tú corrías hábilmente detrás de esos otros niños, mientras disparabas esa pistola de juguete con dardos y entonces ellos se tiraban al piso y morían de manera ficticia dramáticamente.

—¡Yoongi hyung! —te llamé.

Y al instante te detuviste y giraste a verme. Sonreíste haciéndome una seña para que me acercara y eso hice. A toda velocidad.

— ¡Kookie! —exclamaste sonriente—. ¿Quieres jugar con nosotros?

Antes de que tuviera la oportunidad de asentir frenéticamente con la cabeza, un niño habló con tono molesto, pero a la vez con burla.

— ¿Permitirás que este enano juegue con nosotros?

Es increíble cómo los niños pueden ser tan crueles a esa edad. Y es increíble cómo de triste me sentí con esas pocas palabras. Sin embargo, tú nunca me decepcionaste, hyung.

Te encogiste de hombros, ni siquiera lo dudaste.

—Yo voy a jugar con él, entonces.

Y le quitaste su arma de juguete para dármela a mi.

Provocaste en mí siempre una felicidad abrumadora, tú siempre pensaste en mí, tú siempre sabías qué hacer.

SIEMPRE, HYUNG |Yoonkook|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora