8.

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Estaba tan preocupado.

Faltaste a la escuela ese día, y al ver a mi mamá, lo primero que hice fue correr al auto a preguntarle por ti.

Habías enfermado.

Abrí mis ojos enormemente.

Le insistí tanto para que me dejara verte que ella misma me llevó a tu casa. Se disculpó con tu mamá por mi comportamiento o algo así, pero yo sólo pude correr escaleras arriba para ir a donde te encontrabas.

Toqué tú puerta temeroso de lo que me podría encontrar, escuché una autorización para entrar y eso hice.

Corrí a tu lado, viendo tu piel como la de un fantasma, pero mi mente aún ingenua imaginó lo peor.

—H-hyung —mi voz tembló—. ¿Estás bien?

—Estoy bien, Kookie.

No lo creía.

— ¿P-por qué luces co-como si te fue-eras a morir? —a ese nivel, estaba a nada de echarme a llorar.

Reíste débilmente, y luego soltaste un quejido.

— ¡Hyung! ¡N-no te rías!

—Kookie -hablaste bajito—, si alguien te reta a comer lodo y helado que venció hace un mes, no lo hagas.

— ¿Q-qué?

En ese entonces no había logrado comprender.

Sé que puedes ser un genio, hyung. Pero también sé que no puedes rechazar un reto.

Después de eso, ya no obtuve respuesta y me limité a observarte mientras dormías. Cuando noté que comenzabas a brillar por el sudor, tomé el cuenco que estaba al lado de tu cama y cambié el agua. Cambié el paño cada vez que fue necesario.

Murmurabas cosas que no entendía, creo que estabas delirando.

—Un ángel —susurraste abriendo un poco tus ojos acuosos, en medio de todos esos delirios.

Pero no sé si me miraste realmente.

Sólo sé que mi corazón se hinchó... con muchos sentimientos. Provocabas todo en mi, hyung. Aún en ese entonces.

SIEMPRE, HYUNG |Yoonkook|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora