Capítulo 7

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Me faltaba la respiración, no sabía que decir, y aunque lo supiera, no podía hablar.

-Supongo que... no te importa una mierda mi vida. En fin, te llevo a casa. -dijo este agarrándome para bajar.

-Si me importa tu vida, quiero decir, tu me importas y... -dije en la estrepitosa caida- ¿Cómo voy a llegar a mi casa con alas? O al menos con lo poco que hay de ellas.

Me bajó de sus brazos y dijo:

- Las alas... -Máx empezó a caminar hacia la cabaña- Josh te dará algo.

No entendía muy bien el concepto de "dar algo" pero aún así lo seguí a la preciosa casa. Max fue a su habitación y yo entre con el. Encima de la cama estaba mi ropa, ahora limpia y doblada a la perfección. La cogí y fuí a hablar con Josh, sin darle explicaciones a Max de a donde iba. No sabía dónde encontrarlo asique fuí a la habitación de Lala y le pregunté, esta me dijo que se encontraba en el piso de arriba. ¿Cuántos pisos tendría esa casa? Subí por las escaleras que había en la entrada y en una habitación al final del pasillo encontre a Josh con una bata blanca detrás de lo que parecía una mesa de laboratorio, con sus tubos y sus cachibaches. Del techo colgaban jaulas con pájaros, unos vivos y otros no.

-¿Josh? -dije tímidamente al entrar a la habitación

-¿Qué haces aquí? -Se quitó las gafas y las dejó encima de la mesa.

-Lala, me dijo que te podría encontrar aquí.

-Maldita sea, esta niña no aprende.

-Oye yo -hice una pausa- no voy a decir nada sobre tus mascotas muertas ni -miré a mi alrededor- en fin, todo esto.

-Me da igual que estés aquí, sólo es que Lala coge confianza enseguida con las personas, y eso a veces no es bueno.

-Ya -miré el ala arrancada de pájaro que Josh estaba examinando en un microscopio y luego lo miré a él- en realidad e venido porque Max me a dicho que me puedes dar algo para las alas, ya sabes, para ocultarlas y eso.

-¿Te vas a casa? -dijo quitándose los guantes.

-Sí, llevo tres días fuera.

-Esta bien, haber que tenemos por aquí -Josh caminó hacia una estantería y cogió un frasco con un líquido azul espeso- bebetelo.

Dudé, y me lo tomé. Al menos no sabia a podrido como el brebaje que me dió a tomar el primer día.

-¿Qué se supone que tiene que pasar? -pregunté desconcertada.

-Míralo tu misma. -Josh me giró, justo detrás de mi había un espejo. Me miré y las alas habían desaparecido.

-Gracias pero... ¿a dónde han ido?

Josh soltó una carcajada y dijo:

-No lo sé, es mágia, simplemente desaparecen y ya esta. Pero el efecto no durará mucho, a la larga unos tres días. Tienes que aprender a controlarlas tu misma. Hay un truco para que puedas hacer esto tu misma, sin brebaje ni nada por el estilo, pero no creo que puedas aprender todavía a hacer cosas así.

-¿Por qué no? -mirándome en el espejo, me toqué la espalda, sorprendida.

-Porque tu transformación todavía no a terminado.

-Claro que no a terminado, sólo tengo unas cuantas plumas.

-Cielo -dijo acariciandome la cara- no me refiero a las alas.

Al mirarme al espejo más de cerca, ví como el ojo me cambiaba de color, pasando a ser de un gris negruzco y volviendo al verde natural de mís ojos. Me asusté, y salí corriendo escaleras abajo, previamente despidiéndose de Josh, a buscar a Max que se encontraba en la entrada de la casa esperando a que bajase.

-¿Vamos o qué? No tenemos todo el día Alison.

-Vamos.

Máx salió por la puerta y yo lo seguí porque no tenía ni idea de cómo íbamos a llegar hasta mi casa. En frente de la "cabaña" había un coche negro, no muy grande, pero tampoco pequeño.

-Wow -dije- que bonito.

Máx me miró con cara extrañada y se rió, luego fue hacia el coche y me hizo un gesto con la cabeza para que lo siguiera. Se subió en el vehículo y yo dudé, mi madre siempre me había dicho que no me subiera en el coche con extraños, pero al fin y al cabo, Máx no era un extraño.
El chico moreno arrancó el coche y el silencio fue abrumador durante unos quince minutos.

-¿Qué tal está Alex? -una pregunta así viniendo de Máx me sorprendía mucho.

-Pues... bien, supongo. Desde que tiene novio no nos vemos tanto como antes pero en fin, ley de vida supongo.

-¿Y todos los demas? Tara, Isma, Luca...

-Pues Tara se quedó embarazada el año pasado y según ella su vida ahora mismo es la mejor y a la vez una mierda. Isma quiere ir a la Universidad, pero no tengo mucha esperanza en él. Luca se mudó a Italia con su familia paterna y no he vuelto a saber nada de él. Y Lucy... -No quería decir ese nombre pero me salió sólo, noté cómo Máx se estremeció al escucharlo y me arrepentí,no debería de haber nombrado a su ex, aunque tenían sólo ocho años, pero fueron pareja al fin y al cabo.

-¿Qué pasa con Lucy? -dijo este.

-Murió - a Max se le pusieron los ojos rojos y la velocidad del vehículo disminuyó- bueno, en realidad desapareció.

-¿Cómo que desapareció?

-Un día fue con sus padres y su hermano de acampada y ella no volvió. Ni los padres ni el hermano saben nada, sólo que cuando despertaron ella no estaba. Tenía doce años.

-Cuatro años después de que me fuera.

-Sí. ¿Qué pasa?

-Nada, sólo estoy pensando. -Max estaba tieso en el asiento, sin apartar la vista de la carretera.

Cuando desvíe mi mirada de su rostro, vi que ya estábamos en la ciudad, en el centro, yo vivía en las afueras asique faltaba un buen trayecto.

-¿Y qué a sido de tu vida? -pregunté para bajar la tensión.

- Hace ocho años, cuando me fuí, mis padres, mis hermanos y yo nos mudamos a Beta, nuestro planeta.

- Un momento, ¿hermanos? ¿tienes más a parte de Joe?

-Tenía. Murió en una batalla, era el mayor.

-Lo siento tanto. -dije cogiéndolo de su mano libre.

-No lo sientas Alison, pasó hace mucho tiempo.

No sé por qué una sonrisa apareció en mi cara.

-¿Por qué sonríes de esa manera? -dijo Máx mirándome de reojo.

-Porque eres el único de esa casa -dije refiriéndome a la cabaña/chalet de lujo del bosque- que me a llamado por mi nombre.

Una sonrisa apareció en su cara también, y apretó mi mano.
















Holaa¡
Siento mucho estar tan inactiva últimamente, pero es que con los exámenes no puedo escribir tanto.

Mucho love y hasta el próximo captítulo :) ❤

-Ana

OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora