Verdades Complicadas

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Hinata se despertó a la mañana siguiente y vio que Naruto estaba vestido con un traje oscuro que resaltaba su masculinidad.

-Tenemos que terminar la conversación que comenzamos anoche -dijo él-. Debería haberte avisado antes de que Shion es una maestra de la manipulación. No te dejes llevar por ella.

Ella se incorporó, aún medio dormida por las pocas horas de sueño.

-¿Ella es la causa de que seas un cínico con las mujeres?

-No sólo ella. Todas las mujeres juegan conmigo. Siempre quieren algo, y siempre suele estar relacionado con el dinero o con el poder que ejerzo en Kazban. Ninguna de las mujeres que conozco es directa.

-¿Dónde vas?

-Tengo un negocio del que ocuparme -dijo él-, y sé que los negocios son los que han evitado que tuviéramos una luna de miel decente. Cuando termine nos iremos de vuelta al oasis y pasaremos algún tiempo juntos. Y esta vez no nos molestarán.

La sola mención del oasis y lo que había ocurrido allí fue suficiente para que a Hinata se le secara la garganta.

-A pesar de los malentendidos, esa noche fue muy especial, habibati -dijo él-, y regresaremos tan pronto como pueda.

-Naruto, sobre nuestro matrimonio...

-No quiero hablar más de nuestro matrimonio. Anoche estabas triste. No volveremos a mencionarlo.

-¿Cómo puede funcionar este matrimonio si no me quieres?

-Un matrimonio de éxito no se basa en el amor. Por eso lo llaman contrato matrimonial.

¿Contrato matrimonial? En dos palabras había reducido sus fantasías a un término legal. Hinata lo miró frustrada. Naruto no tenía ni idea de cómo actuar cuando se trataba de amor. Pero quizá ella pudiera enseñarle. Quizá con el tiempo podría quitarle ese cinismo. Mientras estuvieron en el palacio, durante el día Hinata pasaba la mayoría del tiempo jugando con Konohamaru. La nueva niñera era una chica dulce pero el niño siempre la buscaba a ella y ella estaba encantada de jugar con él. En cuanto a Shion, no había habido ni rastro de ella desde la noche en que Naruto se había llevado a Hinata de la mesa.

Naruto dejaba sus aposentos temprano cada mañana y no regresaba hasta la noche, a veces cuando ella ya estaba dormida. Hinata sabía a juzgar por su expresión, que se avecinaba algún tipo de crisis, pero cada vez que se atrevía a preguntar, él fruncía el ceño y cambiaba de tema. Lo cual le recordaba que ella no era realmente parte de su vida, pensaba Hinata mientras ordenaba los juguetes que Konohamaru había esparcido por la habitación. Puede que lo quisiese, pero desde luego él no la quería a ella, salvo en su cama. Tras aquella primera noche en sus aposentos, hicieron el amor todas las noches. Ella se sorprendía constantemente de su resistencia. Trabajaba todo el día, se pasaba media noche despierto y luego saltaba de la cama a la mañana siguiente con energías renovadas y ella se sentía aliviada por tener un punto de escape para su amor. Puede que no fuese capaz de decirle que lo amaba, pero se lo demostraba cada noche y su vida sexual era maravillosa y su felicidad no pasaba inadvertida. Tras una de las aburridas cenas formales en las que ella había deseado nada más que regresar a sus aposentos, una mujer se había acercado, le había dado un beso y había dicho algo que ella no entendió. Hinata miró a Naruto esperando una traducción.

-Predice que tendrás muchos hijos saludables -dijo el-. Una vez más te has puesto roja.

-Me encantan los niños.

-Eso son buenas noticias -dijo él-, porque como mi esposa, se espera de ti que des a luz varios herederos.

-No habíamos dicho nada de hijos.

Atrapada En Su CamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora