14. De regreso a casa.

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  Por supuesto que la señora Weasley le contó todo a tía Andrómeda mientras cada uno de sus hijos iban desapareciendo de la chimenea, claramente a ella no le agradó mucho escuchar que habíamos presenciado esa escena, pero se alegró de que todos estuvieran bien. Al menos eso la distrajo lo suficiente para que no reparara en la enorme bolsa con artículos de broma que llevaba en la mano.

  A los dos días de esa rara visita al Caldero Chorreante, recibí un paquete de los Malfoy. Era grande y pesado, lo traían entre cuatro lechuzas. Lo abrí en la cocina, bajo la atenta mirada de todos en la casa.

-- No puedo creerlo -- dijo Dora, la única que al parecer no perdió el habla. Volteamos a ver a mis tíos, que solo se miraron entre ellos, a veces parecía que se comunicaban telepáticamente.

-- Es una Nimbus 2001 -- dije saliendo del shock, esperando que ellos dijeran algo.

-- Si no se la queda ella, me la quedo yo -- demandó Dora, aunque sé que lo decía en broma.

-- Por supuesto que te la puedes quedar, cariño -- habló tía Andrómeda, por fin, y la abracé sin pensarlo dos veces.

-- Este año me presentaré para el equipo de quidditch.

-- Serían unos tontos si te rechazan -- dijo tío Ted, uniéndose al abrazo.


-- ¡TÍA ANDRÓMEDA!

  Faltaba una semana para que iniciaran las clases y cumpliera doce años. Estaba en el baño, llorando porque había sangre en mi ropa interior y esperando a que tía Andrómeda lo solucionara con algún hechizo. Apareció por la puerta del baño, asustada por mi grito, pero al verme se tranquilizó y preocupó al mismo.

-- Ay, cariño -- fue lo único que dijo antes de abrazarme --. Espera un segundo, ¿si? 

  Regresó con una bolsa y ropa limpia, se sentó a mi lado y me explicó que acababa de tener mi primera menstruación. No creo haber entendido mucho, solo que eso significaba que estaba creciendo, pero que no dejaría de ser una niña de la noche a la mañana; ahora pasaría por estos sangrados, dolores y molestias por una vez al mes, pero que existían cosas que podían ayudarme: un invento muggle llamado toallitas y una poción para el dolor. Así nadie se daría cuenta. Bajamos a la cocina, donde tía Andrómeda me dio de esa pócima, mientras preparaba chocolate caliente.

-- Te voy a preparar varias botellas de poción, pero siempre puedes pedirle a la Sra. Pomfrey por si se te acaban. Ella también tiene toallitas, trataré de darte todas las necesarias para el primer trimestre, porque sé lo vergonzoso que sería enviarlas con una lechuza -- explicó riendo y la acompañé.

-- Tía Andrómeda -- llamé.

-- ¿Sí, linda?

-- Te amo, gracias por cuidarme tanto.



  Mi primer período no fue tan terrible, solo duró cuatro días y tuve dolores solo dos, por lo que pude probar mi nueva escoba antes de irme a Hogwarts. Era increíble, debía agradecerle a Draco otra vez cuando lo viera en el tren. Durante estos días también retomé la lectura del diario de mamá, descubrí que hay grandes saltos entre cada trimestre, solo escribía algunas veces durante las clases, supongo que solo dejaba plasmadas las cosas más importantes. Quisiera saber cómo reaccionó en su primer período, si su mamá la ayudó, o qué habría hecho si hubiese estado conmigo.

  A pesar de la semana tan agitada, hoy volvía a Hogwarts. Estaba terminando de acomodar mi baúl, que ahora estaba lleno no solo de ropa y libros, si no de artículos para broma y un pequeño bolsito con toallas, pociones para el dolor y unos sujetadores que me había comprado tía Andrómeda. Aún no había nada que sujetar o tapar, pero ella dijo que no estaba de más. Tomé una vez más mi amada chaqueta de cuero, la jaula de Crux, mi nueva Nimbus 2001, y bajé a la sala, donde ya me esperaba mi familia.

Soy Tu Prima: La Hija de... ¿Sirius Black? [HP. 2nd Generation]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora