DECIMOSÉPTIMO ANIVERSARIO

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- La batalla que acabamos de librar es solo otra de las muchas que todos sabíamos que llegarían. La gente todavía está envenenada por los antiguos ideales de la Clave.  Todavía creen que esos monstruos sokn humanos. ¡ Quizás no lo parezcan ! Y quizás no hagan daño a nadie... Pero su propia naturaleza los vuelve peligrosos.
Y no sabéis cuento me alegro de que estéis bien. De que hayáis sobrevivido. Ahora vamos a nombrar a todos los muertos y mañana a partir de las seis de la mañana comenzarán los ritos fúnebres.

- Los fallecidos en esta batalla han sido:

Adele Fairchild, de soltera Nigthside. Esposa, madre y abuela.

Celine MontClaire, madre de una hija de diecisiete años.

Hotch Starkwether, padre de una hija de diecisiete años.

Maxwell Lightwood, hijo de Robert y Maryse Lightwood, de soltera Trueblood.

Stephen Herondale, casado con Amatis Herondale, de soltera Graymark.

Levi Lewis. Padre, amigo y esposo.

Lydia Branwell. Prima, sobrina y amiga.

Ángel Beauvale, hijo y hermano.

Decido desconectar, mi madre ya me ha dicho que han muerto treinta personas, catorce de ellos traidores y la verdad es que no me importa. Jonathan y Jace están bien, Simon un poco jodido por lo de su padre, pero lo superará. Ariel me odia pero bueno, era o él o yo. Los que peor están son los Lightwood, lo de su hermano Max nos ha afectado a todos. Sobretodo porque no sabemos quien ha sido el cabrón que ha matado a un niño desarmado.

- Clarissa, madre quiere que hables antes de dar por finalizado el acto.

- No sé si podré, Jonathan.

- Sube por favor. No necesitamos más problemas.

- Hoy... Hoy han muerto muchos de los nuestros, algunos luchando con valentía y otros han decidido traicionar a nuestros líderes y derramar la sangre de sus hermanos... Sé que muchos de vosotros lloraréis sus muertes. Al igual que sé que el resto buscaréis limpiar vuestros nombres. Yo desde aquí, y como hija de dos de las mejores personas que he llegado a conocer puedo deciros que llorar no merece la pena, la lucha continuará, y todo lo que conocemos cambiará. Nada será igual, pero todos haremos hasta lo imposible para que seamos nosotros, los verdaderos guerreros los que después de esto, gobernemos a nuestro pueblo.

Y con mi última frase todavía resonando en mi mente como una promesa a mi hermano y una declaración de guerra a mis padres vuelvo junto a los chicos caminado con la cabeza bien alta y el vestido rojo echo jirones y lleno de sangre.

Hijos del infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora