Capítulo 14: Un café y los hermanos Winchester

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Había pasado una de las mejores noches de mi vida y todo estaba a punto de acabar, por suerte o por desgracia, la verdad es que no sabía con exactitud como afrontarlo. Por primera vez en años las cosas con Dean iban bien, habíamos pasado una noche maravillosa y todo estaba a punto de acabar junto a la primera luz del amanecer.

Me desperté a su lado con la misma sensación de desconcierto que las últimas veces, pero era una sensación agradable a la que me estaba acostumbrando, pero, por desgracia, como todo, tenía un final. Y ese final era hoy.

No me gustaba pensar en el final de las cosas, pero al fin y al cabo, en esta vida todo es efímero y una de las cosas más efímeras que había conocido era Dean Winchester. Siempre que atisbaba la mínima posibilidad de estar con él se veía truncada por algún giro cruel del destino (si es que algo como tal existía). No tenía tiempo para pensar en Sam, se había comportado como un niño caprichoso, y no tenía tiempo que perder en preocuparme por gente que ni pensaba en mi bienestar.

No quería despertar a Dean, tampoco quería irme sin haberme despedido de él. No sabía ni siquiera si sería la última vez que nos veríamos. Pienso en todo esto mientras le miro dormir, parece tan en calma mientras todo alrededor se derrumba que me crea una sensación de falsa esperanza y me hace pensar que algún día todo estará bien. Después de dar muchas vueltas en la cama tomo la decisión de dejarle dormir y marcharme, al fin y al cabo, son las 3 de la mañana y con quien realmente tengo un "trato" es con Crowley, así que si tienes un trato con un demonio y no sabes como llevarlo a cabo sigue el gran consejo de Dean Winchester: "invócale en una trampa para demonios a las 3 de la mañana en un cruce de caminos y hablen sobre las condiciones, si ese hijo de puta de ojos negros no entra en razón lo exorcizas y problema resuelto, en el Infierno no puede hacerte mucho". 

Me doy una ducha rápida y me pongo la primera sudadera grande y negra que encuentro. Cojo el bolso ya que nada más de este cuarto me va a hacer falta cuando empiece la supuesta nueva vida a la que me van a mandar, intento no deprimirme con este pensamiento y pensar que es por mi bien, aunque no puedo evitar sentir que están decidiendo por mí al fin y al cabo. Le doy un último beso a Dean antes de irme, él se mueve un poco y me busca con el brazo, pero no se despierta. Me pongo un poco triste al pensar en la vida que podríamos tener si no fuésemos quiénes somos, pero hago de tripas corazón y me voy, porque si siento todo lo que realmente siento por Dean y dejo a mi cuerpo sentir la tristeza que es dejarle nunca me iré.

No estoy segura de cómo hacerlo, es la primera vez que voy a hacer algo así, hace unos meses ni me imaginaba que nada de esto existiese y ahora estaba caminando por la carretera buscando un cruce de caminos. Es Crowley el demonio al que voy a invocar y aunque no le conozca sé que precisamente él no es el demonio al que debo temerle, así que ni siquiera me molesto en dibujar una trampa de demonios. En cuanto llego al primer cruce de caminos que encuentro, le invoco y no tarda ni medio minuto en aparecer. Está vestido con un traje negro, tan elegante como siempre.

- Querida, que horribles pintas tienes. ¿Has hablado ya con Alce sobre la verdad acerca de nuestro trato? - sus ojos pasan de ser castaños a completamente negros. No entiendo por qué intenta intimidarme, o si es eso lo que quiere, pero estoy harta de que jueguen conmigo y mucho más un demonio de tres al cuarto.

- ¿Sam también lo sabe, verdad? - sus ojos vuelven a la normalidad y pone cara de sorpresa. No me puedo creer que el mismísimo rey del Infierno sea todo un cotilla. 

- Te lo ha contado Dean, a mi no me engañas querida. Vamos, todos allí abajo somos team Alce, cielo. Siempre le salen las cosas bien al malote de los Winchester, ¿y qué pasa con el niño bueno que tiene sangre de demonio, eh? 

- ¿Sangre de qué? - estoy perpleja, ¿de qué cojones está hablando? Cada vez mi enfado se incrementa más y más. Me siento una estúpida y estoy bastante harta.

- ¿Tampoco sabías eso? 

- No, Crowley, no sé nada porque nadie me cuenta nada. Todo el mundo se cree que soy una niña pequeña a la que hay que ocultarle la verdad por si es muy duro para ella y no puede soportarlo. No es justo que se me haya ocultado la verdadera razón por la que mis padres murieron, no es justo no saber que soy la maldita única persona capaz de abrir la jaula en la que Lucifer está encerrado y encima con mi muerte y lo que si que no es justo es que me traten como a una estúpida incapaz de tomar decisiones por si misma. -  su cara está entre la seriedad y la broma así que decido añadir: - Así que si por favor puedes decirme las cosas directamente te lo agradecería en el alma, si es que entiendes de almas. - cuando termino de hablar, se ríe.

- Ya entiendo por qué te decidiste por el malote de los Winchester, tienen el mismo sentido del humor que no le hace gracia a nadie. Si lo que quieres es tomar tú tus propias decisiones, entonces dime, ¿qué quieres hacer, lince? - sus ojos vuelven a ser negros y sé que tengo que tener cuidado con mi respuesta. 

- Que hables directamente conmigo y me dejes a mí encargarme de cómo supuestamente moriré. 

- ¿Puedes conseguir un trotapieles de hoy para mañana? - su cara es inquisitiva a la vez que burletera. No sabe como de capaz soy cuando quiero conseguir algo, soy Tauro lunar Capricornio, no existe nadie en el mundo que me haga sentir incapaz de hacer algo si realmente quiero hacerlo.

- Puedo intentarlo. - y con esas palabras me doy media vuelta y empiezo a planificarlo todo. 

Solo necesito un café y a los hermanos Winchester. 


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⏰ Última actualización: Jan 28, 2021 ⏰

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