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En ese momento para él todo había valido la pena, el esfuerzo que había hecho esos meses por salir adelante para tener entre sus brazos a esa dulce criatura era lo qué le hacía sonreír, y es que su hermoso bebé era un angelito con una ligera matita rubia en su cabezita y unos lindos ojos verdes.

-Si mi madre hubiera conocido a esta pequeña lindura, estoy seguro que hubiera vuelto a rejuvenecer- decía Yuuri con una ligera sonrisa, pero de repente su semblante cambio a uno sombrío- Y ahora no estaríamos tan solos.

-No te preocupes Yuuri, cuando salgas de aquí te vienes a vivir conmigo a mi casa, es muy grande y así los dos nos hacemos compañia- decía su mejor amigo con ese entusiasmo que siempre lo caracterizaba- No te importa verdad Celestino.

-Claro que no Pichito, ya sabes que a una futura estrella no le puedo negar nada.

-Muchas gracias, pero no quiero causarles molestias ni ser una carga.

-Yuuri pero por que dices eso, para mi jamás serias eso, ademas eres mi mejor amigo, casi como un hermano, además quiero velar también por esa preciosura que me haz dado como sobrino- decía el tailandes mientras sacaba su celular para tomar un foto de la nueva mamá con su bebé- Además no sabes lo bueno que es Ciao-ciao desde que me salí de la oficina me ha ayudado mucho.

-Ya lo veo- decía el de lentes con una ligera sonrisa observando fijamente a su amigo que sin duda vestía ropas mucho más elegantes.

-Y no soló esto Yuuri, Celestino dice que me va a conseguir un papel en el teatro, ¿verdad que si?-a lo que el moreno asintió con una sonrisa en los labios- DeberíaS de dejar los trabajos de oficina, a lo mejor Ciao ciao tiene algo en el tetro ¿o no?- girándose hacia el mencionado.

-Bueno eso depende de los talentos que tenga tu amigo- decía Celestino con una ligera gotita en la cabeza.

-A pues por eso no hay problema Yuuri baila excelente y tiene una voz preciosa ha ganado algunos concursos- decía el moreno, mientras un ligero sonrojo aparecía en las mejillas de su mejor amigo.

-Bueno en ese caso en cuanto te recuperes no dudes en ir a verme, estoy seguro que habrá un espacio para ti- a lo que el azabache solo asintió.

En eso una enfermera entraba solicitando a los visitantes que se retiraran ya que era tiempo de llevarse al bebé y dejar descansar a la madre.

-Bueno Yuuri, en cuanto salgas de aquí iremos por tus cosas para que te vengas a vivir conmigo- al ver la cara de su amigo añadio- y no acepto un no como respuesta.

Yuuri soló pudo soltar una risa y asentir, definitivamente cuando a su amigo se le metía algo en la cabeza no había nada que lo hiciera cambiar de parecer. La voz de la enfermera lo trajo de vuelta.

-Es un niño hermoso, y es bastante tranquilo, estoy segura que cuando sea mayor sera todo un rompecorazones- decía haciendo mimos al pequeño bultito que llevaba en brazos, mientras se dirigía a la puerta para salir.

-Perdone señorita- decía el azabache mientras la enfermera detenía la puerta- desde ayer tengo una duda y quiera que me la respondiera- la enfermera solo asintio- ¿Quien fue el doctor que me atendio?

-Como no joven fue el doctor Seung Gil.

-¿El doctor Seung?- decía el chico algo consternado- ¿Esta usted segura?

-Si como no, si yo misma la prepare ha usted- a lo que Yuuri solo agradecio por la información brindada- Ahora que recuerdo- dijo la enfermera regresando-El doctor Seung tuvo una operación muy urgente, el que lo atendio a usted fue el doctor Nikiforov- Yuuri sintio como la respiración se le iba.

-¿El doctor Nikiforov?¿Viktor Nikiforov?- decía sin poder creerlo.

-Si, ¿lo conoce?

-Lo conocí hace tiempo.

-Es un gran medico, por cierto que hoy se nos casa y se va para Europa tres años- Yuuri sintió como si le fuera lanzado un balde de agua helada y como si una daga se clavara rompiendo por completo su corazón.

-Hoy se casa- repitió como un robot.

-Si a las 12:00 es la boda en la catedral- dando fin a la conversación y cerrando la puerta tras de ella.

Gruesas lagrimas caían por sus ojos y un nudo apretaba cada vez más fuerte su garganta, dejándolo sin poder articular ni un ruido, giro su cabeza a la mesita que tenía al lado tomando un pequeño reloj de pulsera y consultando la hora 11:45, sin pensarlo dos veces se incorporo poco a poco en la cama, sintiendo un dolor que jamás había experimentado en todo el cuerpo, como si pequeñas agujas se clavaran en toda su anatomía. Se puso en pie y se encamino a la salida de su habitación.

-Joven lo que usted pretende es imposible- le decía el director del hospital tratando de que el chico de lentes reaccionara.

-Por favor doctor- imploraba el muchacho- Se lo suplico, necesito salir inmediatamente del hospital, es una asunto de vida o muerte.

-En ese caso- dijo suspirando el doctor- tendrá usted que firmar una carta en la cuál se hace responsable de su locura.

-Firmare lo que usted quiera doctor- decía Yuuri gimoteando- pero déjeme salir, y que me den a mi hijo por favor- su voz era una suplica.

-Señorita- decía el director a su secretaria- escriba usted una carta a ese respecto y dirigiendo su mirada a la enfermera que se encontraba detrás del chico- traiga usted al niño.

-Muchas gracias doctor- decía mientras suspiraba.

-Sera mejor que tome usted asiento- A paso lento Yuuri se acomodo en uno de los sillones mientras el doctor solo miraba con profundo pesar y se preguntaba que cosa tendría que hacer ese pobre muchacho para solicitar una cosa tan disparatada estando en su estado.

Yuuri solo se hundía cada vez más en la desesperación y su cara era el reflejo de un grito agónico que no podía salir. Giro su cabeza en dirección a una de las paredes y alzo la vista 11:55.

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Las escaleras de la catedral se encontraban atiborradas de gente, y una pareja se encontraba recibiendo los abrazos de felicitaciones de todos sus conocidos. Un carro aparcaba justo al final de las escaleras con la puerta abierta esperando que los recién casados se adentraran en él. Del otro lado de la calle el chirrido de las llantas de un taxi se escucharon cuando este freno. Mientras un joven con un bebé en brazos bajaba y se quedaba contemplándo la escena con una profunda tristeza, viendo como el hombre al cuál amaba y padre de su hermoso hijo se iba en aquel auto con la que suponía era su nueva esposa y al lado del chófer iba aquella horrible mujer que hace meses lo había ido a visitar. El auto se marcho dejando a Yuuri completamente soló en la calle con abundantes lagrimas saliendo de sus ojos aferrándose con fuerza a esa pequeña criatura que tenía entre sus brazos y que no tenía culpa de nada, el único recuerdo de ese hombre que sin más jugo con sus tiernos sentimientos.

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Hola, hola de nuevo yo, con un nuevo capitulo, casi me pongo a llorar pero bueno espero que les guste y lo disfruten.

Se que Yuuri está sufriendo mucho pero ya llegara su turno de poner a Viktor en su lugar.

Sin más por el momento les deseo lo mejor y disfruten su fin de semana.

Ciaooo

PD

Disculpen las faltas de ortografía

Nuestro reencuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora