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  ¿Que demonios le estaba pasando? volvió a subir su mirada y su corazón se detuvo su mirada se había cruzado con la de el azabache y aunque fue sólo un instante pudo sentir una chispa recorrer todo su cuerpo y la necesidad intensa de conocer más acerca de ese chico llamado Eros. El hermoso chico cantaba mientras  contoneaba sus caderas y se movía sobre el escenario, se encamino por cada una de las mesas, al llegar al del peliplata se quedo ahí cantando viendo directa e intensamente hacía los ojos del nombrado, sonriente, coqueto, destilando sensualidad y con un brillo de deseo en los ojos que a la primera presencia de lumbre encendería el lugar calcinandolo todo, una ultima sonrisa y un guiño hicieron que la boca del de ojos claros se secara y bebiera lo que restaba de su trago de una sola intención. El azabache siguió cantando alrededor de todo el lugar seduciendo a todos con su cadenciosa voz y sus increíbles movimientos. Al terminar dirigido una reverencia a todo el público y con una ultima sonrisa salio dejando a un público enloquecido y un montón de aplausos detrás suyo.

-Que te dije Viktor, no esta que echa humo- decía un sonriente Leo de la Iglesia.

-Verdaderamente tenían razón eeeh- sus ojos brillaban cual rubíes- yo creí que exageraban, pero...

-Es divino- decía su compatriota ruso seguido de un suspiro.

-Bueno y ¿quien es?-el peliplata estaba muy interesado en ese joven

-Me parece que es Japones-decía el coreano que hasta el momento había mantenido todo ese tiempo viendo hacía el piano, en especial al pianista que se encargaba de amenizar el ambiente.

-¿No era tailandes?- el de cabello castaño y piel morena se veía confundido, mientras una chispa de ira se vio en Seung Gil aunque al parecer solo el de ojos azules lo percibió.

-Yyy ¿que?- preguntaba Viktor

-Y ¿que de que?- Georgi no entendía lo que querías decir.

-Yyyy ¿que?, ya sabes a que me refiero.

-Mmm a ya, buuu no Viktor, ni lo piense no te hagas ilusiones, mira acá Leo se gasto un capital en flores, luego le quiso regalar joyas y nada.

-Bueno y tu que, no le andabas ofreciendo un abrigo y no se que más

-Bueno pues...- Una ligera risa por parte de los tres que estaban conversando se escapo mientras el que se mantenía serio seguí con la mirada al pianista que en ese momento se retiraba tras haber terminado su número.

-Jaja esta bien- el ruso pelinegro aceptaba- pero yo dije lo tuyo por que tu haz sido el más picaflor jaja.

-Verdaderamente ya están perdiendo la personalidad-decía el ruso peliplata mientras cruzaba una de sus piernas- si yo tuviera tiempo les daba unas clasecitas- todos en la mensa hicieron un gesto de duda, que al parecer no gusto para nada al de ojos zafiros- ¿Que?, acaso no se fijaron como me miro- decía mientras se ponía erguido.

-Mirenlo, tan presumido no nos gustas- Leo decía provocando en sus compañeros una sonrisa y en Viktor una mirada de enojo.

-No se te ha quitado lo hablador- Georgi no pudo evitar mencionar eso.

-¿Que apostamos algo?

-La cuenta- Leo se apresuro a decir

-Neee, por la cuenta no voy a perder el tiempo, saquen dinero.

-Bueno bueno, yo apuesto 100 dolares- su amigo ruso se apresuro a decir secundado por Leo de la Iglesia que secundo la propuesta.

-Yo no apuesto nada- decía el chico serio, mientras se ponía de pie- si me lo permiten yo me retiro.

Nuestro reencuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora