[4] Wants To Rule The World |Teen Wolf

16. Para ser humano

{Este es el último capítulo. Lean la nota final, y COMENTEN que me costó escribe mucho esto, sino me rehuso a escribir algo más, y es en serio ahre }

Amara.

Convencer a Malia de quedarse no fue excepcionalmente fácil, pero Peter logró hacerlo.

Y dijo que el estaría al pendiente por si veía a Zoë andando por allí, en busca de su hija que según ella, le había arrebatado su poder.

Le di una rápida mirada a Stiles y a Scott, quienes lucían demasiado perdidos mientras sostenían sus armas.

Chris les dio una rápida clase de cómo hacerlo, pero aún así, sospechaba que no sería suficiente, y aún más porque el sonido seguía asustándolos.

Mi mirada oscureció cuando un hombre me vio fijamente, y cuando se dio cuenta de que yo también lo veía, palideció.

Habíamos salido con Allison, quien se colocó una película castaña como la de Malia; sabía que me estarían vigilando, y que estarían pendientes de la hija de la Loba.

El hombre intento no correr, mientras se alejaba poco a poco por el callejón, como si pensara que lo dejaría.

Saque mi arma, cargándola. No la usaría sino me era requerido. Y por ahora no lo era.

Vi por donde se dirigía, y enseguida le hice un seña a los demás que solo Chris entendió; ellos lo seguirían por detrás. Yo tendría otra manera.

Tome el arma entre mis dientes, sosteniéndola con sumo cuidado.

Hice a mi cuello tronar, quitándome la pesadez de encima; no necesita pesadez para lo que haría.

Golpe la pared del edificio a mi lado, mi mano logrando meterse dentro del ladrillo. Una vez que supe que la pared no era para nada rival mío, hice otro agujero más arriba, y comencé a escalar; cada vez iba más y más rápido, ni siquiera prestaba atención a mis sangrantes manos.

Una vez que estuve en la azotea, me tomo tan solo un segundo ubicar al hombre y a mis amigos detrás de el.

Volví a tomar el arma en mi mano, para después correr silenciosamente, adelantadome a donde el hombre estaba.

Tome una respiración larga, pero me deje caer desde el edificio.

Jamás lo admitiría, jamás. Pero sentir mi sangre bombear, mi corazón latir como loco, el aire en mi rostro y toda la adrenalina... era glorioso.

Mis rodillas rogaron por doblarse una vez que caí al suelo, este agrietándose debajo mío.

Subí la mirada, y el hombre me miró con el terror dibujado en su rostro.

Enseguida quite el seguro de mi arma, colocándola en su pecho, mientras le sonreía con delicadeza.

-Ahora- pause.-vas a decirme dónde está La Loba.