Capítulo 4

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Ya es de día, espero que todo haya sido un sueño.

Paul está durmiendo a mi lado, no lo fue.

El reloj marca las diez ¿acaso este tipo no trabaja?

-Paul...Paul -lo llamé, moviéndolo levemente para despertarlo. Éste sólo balbucea, tiene saliva seca en las comisuras de los labios. Se ve ¿tierno?

No despierta, así que salgo de la cama y estiro mis extremidades, luego suelto un bostezo. Por alguna razón el armario está abierto, al mirar en el interior noto que hay un conjunto de ropa bastante sencillo compuesto por jeans negros, una camiseta azul Francia de manga corta y zapatillas negras, además de ropa interior y calcetines.

Una vez vestido, salgo del cuarto y bajo las escaleras, mirando a mi alrededor. Todo está decorado de manera perfecta, los colores y formas combinan entre sí y todo huele a limpio, lo que me hace pensar que Paul podría tener algún tipo de TOC.

-Buenos días -dice una voz a mis espaldas. Volteo asustado, pero me relajo al notar que es sólo una sonriente y joven rubia con traje de mucama -.Tú debes ser John. Un gusto, mi nombre es Cynthia.

Casi contesto, pero entonces recuerdo: regla número siete, no puedes hablar con la servidumbre; caso contrario, serás castigado. Y no quiero otro castigo, así que permanezco callado.

-El señor McCartney ya debió explicarte las reglas -hizo una mueca-. Mira, aunque ya pasó la hora del desayuno, te daré algo de comer porque es tu primer día y aún faltan dos horas para la hora del almuerzo. Sígueme.

Ambos vamos a la cocina, Cynthia me indica sentarme y yo obedezco. Pone frente a mí un plato con tres hotcakes con miel de maple y una taza de café. Inmediatamente después se retira y yo me apresuro a comer. Todo es delicioso. Cuando termino, Cynthia reaparece y lava las cosas.

-¿Podrías ir a despertar al señor McCartney? Tengo mucho que hacer y es difícil hacer que salga de la cama.

-No creo que sea buena idea.

-Por favor.

-Está bien.

Una vez dentro del cuarto de Paul, me acerco a su cama con cautela. Ahora está usando todo el espacio y duerme a pierna suelta.

-Paul, ya son las diez y media -digo, sin modular el volumen de mi voz, sin embargo no obtengo resultado-.¡Paul, muévete!-como último recurso tomo la almohada que yo había usado la noche anterior y golpeo al chico en la cara. Éste despierta súbitamente, asustado, y antes de que pueda notar qué acaba de pasar, salgo corriendo del cuarto. Siento demasiada adrenalina ¿y si me hace algo por haberlo despertado así?

-¡¿Quién se atreve a golpearme con mi propia almohada!?-grita iracundo, y yo siento un sudor frío recorrer mi espalda. Cynthia, que por milagros del destino pasaba por ahí cerca, frunce el ceño sin entender por qué grita su amo.

-¡Cynthia Powell, estás en problemas!

Paul sale del cuarto, yo me escondo en la biblioteca que está ubicada frente a éste y cierro la puerta, dejando una rendija lo suficientemente grande como para poder ver lo que vaya a suceder sin ser descubierto.

-¿Qué sucede, señor?

-No te hagas la idiota.

-Señor, no comprendo lo que dice. Yo...

-¡Claro que no comprendes! ¡Eso hacen todas las mujeres, hacen algo malo y luego lo niegan! ¡Pero ya no me verás la cara de idiota! -Paul le da una bofetada a la pobre Cynthia, quien realmente no entiende lo que está pasando. Me siento terrible por esto, pero no logro reaccionar para impedirlo. Paul la sigue golpeando, la nariz de Cynthia empieza a sangrar y ella a llorar. Paul se detiene.

-Espero que aprendas la lección por lo que hiciste. Ahora vete, no te quiero ver por el resto del día -sentencia con el semblante serio. La mucama se levanta del suelo temblando y baja las escaleras a toda velocidad. Paul entra de nuevo al cuarto y cierra la puerta. Dios, ¡ese tipo está totalmente loco!

Estoy temblando, siento la boca seca y el corazón acelerado, ¿qué debo hacer? Tengo que decirle a Paul la verdad, es lo correcto, pero el miedo me invade ¿Y si me castiga peor que a Cynthia?

Para evitar pensar en eso, decido comenzar a recorrer la biblioteca. Hay estantes llenos de libros de todos colores y tamaños junto a algunos sillones que se ven muy cómodos, por lo que no tardo mucho en tomar un libro al azar y sentarme para disfrutar de la lectura. Me extraña que el título no aparezca en la portada ni en la contratapa, pero no le doy demasiada importancia y lo abro y comienzo a leer.

-¿Qué demonios? -murmuro, pues, por accidente, tomé una obra de literatura erótica.

Cierro el libro y me levanto, dispuesto a buscar otro. Dejo el objeto en su lugar y tomo otro, de color verde musgo. Una vez sentado de nuevo, me dispongo a comenzar mi lectura.

Pero grande es mi sorpresa al notar que éste, al igual que el primero, es un libro para adultos. Lo mismo que el tercero, cuarto, quinto, sexto...

¡Todos los libros eran eróticos! ¡Todos, absolutamente todos!

No tengo mucho tiempo de pensar, pues un bip a sonar a mis espaldas. Trato de ver de dónde viene, pero no lo logro.

Entonces me doy cuenta de que el sonido viene de mi nuca. Al tocar la zona siento una pequeña protuberancia y me apresuro a mirarme en el espejo: Hay un círculo blanco pegado a mi piel, y sobre éste, un minúsculo domo rojo que parpadea. Con cada parpadeo, el bip se repite. ¿Qué es esto?

Siento pasos en la biblioteca, por lo que me apresuro a voltear. El bip se detiene.

-Esa señal indica que tienes que venir a buscarme, John. Requiero de ti inmediatamente.

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Lamento la demora, tuve algunos problemas personales y bue ;-;

Daddy's Boy [McLennon] #BeatleYaoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora