Capítulos 15

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—¡Paulie, Paulie!

—Ahí viene, recuerda lo que te dije.

—James ¿qué sucede?

—Nada, cariño, Paul me estaba mostrando unos dibujos que había hecho ¿no es así, pequeño?

El niño no dijo nada, permanecía mirando un punto fijo detrás de sus padres, perdido en sus pensamientos.

—Paul...—la mujer tomó la hoja que yacía en la pequeña mesa de madera de la habitación, y observó los trazos que el pequeño de cinco años había hecho: era él mismo, dibujado en tamaño muy pequeño, rodeado de un fondo negro y detrás de él, una figura enorme que lucía aterradora.

Mary no entendió el mensaje, o eligió no hacerlo. Simplemente dejó la hoja en la madera de nuevo y cargó a su hijo en brazos.

—Vamos a dormir una siesta ¿te parece?—le preguntó con una sonrisa al infante, quien asintió apenas y se dejó llevar a la cama.

Durmió profundamente por dos horas, luego despertó llorando, como hacía todos los días desde hacía unos dos meses. Mary fue a consolarlo, pero Paul seguía sollozando y gritando, angustiado, y la mujer no entendía qué le sucedía a su pequeño. No quería entenderlo, era imposible, creía que sólo eran ideas suyas.

Poco tiempo después, Paul comenzó a actuar de forma extraña: su humor cambiaba radicalmente de un momento a otro, pasaba del llanto al enojo y de ahí al retraimiento; presentaba dificultades para tragar y por momentos se rehusaba a comer. Incluso una ocasión Mary tuvo que detenerlo cuando lo vio lastimándose la piel con un lápiz, y usó sus conocimientos de enfermera para curarlo.

—Paulie ¿qué ocurre? Habla con mamá —pidió en voz baja mientras terminaba de vendar sus manos.

—Soy feo...Soy muy gordo, feo y gordo —susurró mirando las vendas. Mary suspiró y lo apegó a su cuerpo, dándole un abrazo reconfortante.

Los siguientes meses el estado de Paul decayó más que antes: debió dejar sus clases de fútbol, porque cuando alguno de los niños lo tocaba, comenzaba a gritar y llorar de forma descontrolada; y sus dibujos eran cada vez más perturbadores, en casi todos se trataba de él mismo con alguna parte del cuerpo tachada, por lo general la boca, los oídos y la entrepierna. Mary ya no dormía, todos los días se dedicaba a consolar a su pequeño, quien tampoco podía dormir. Ella, Paul y su hermano menor Michael pasaban varias horas acurrucados en la cama del hijo mayor, la mujer acariciaba el cabello de éste y Michael, a pesar de tener sólo dos años y no entender nada de lo que pasaba, abrazaba a su hermano con todas sus fuerzas.

Paul creció como un niño retraído y callado, y para cuando llegó a la adolescencia su desarrollo se llevó a cabo de forma extraña. Mary pudo notar que su hijo pasaba días encerrado en su habitación, sin comer (de no ser por ella, habría muerto de desnutrición), ir a la escuela ni hablar con nadie, se quejaba de dolores de cabeza y estómago constantemente, no dormía e insistía en que era un inútil y quería morirse lo antes posible; pero de pronto le daban subidones de energía, hablaba muy rápido y tocaba muchos temas a la vez, le costaba concentrarse a la hora de estudiar y hacía cosas peligrosas sin sentido, como la vez que se subió al techo de la casa y comenzó a bailar ahí arriba. Y cuando supo que su "bebé", como lo llamaba a pesar de tener ya 17 años, se había vuelto adicto a las drogas, no resistió más y decidió llevar al chico al psicólogo, quien no tardó en derivarlo a un psiquiatra.

El especialista, un joven apenas recibido de la universidad Husson, no podía creer que su primer paciente fuera un chico tan joven y con un diagnóstico tan grave: todo indicaba que Paul tenía bipolaridad. La noticia, lógicamente, devastó a su madre, quien no podía creer que fuera algo tan grave ¿cómo decirle a su esposo que debían costear un nada barato tratamiento para que su hijo tuviera una vida medianamente normal? Claro que el dinero no era realmente un problema para los McCartney ya que James era un importante empresario, dueño de una importante algodonera, lo que les permitía tener un estilo de vida muy acomodado; pero si el hombre se negaba a pagar el tratamiento del chico, Mary no tenía manera de afrontarlo. 

Y cuando el adolescente finalmente se quebró y confesó que era abusado por su padre desde los cinco años, la mujer no supo qué hacer. ¿Denunciarlo, cuando no tenía dinero para un abogado ni otro lugar al que ir y llevar a los niños? ¿Ignorar el hecho de que se había casado con un perverso y seguir su vida normal, cuando James podía decidir meterse con Michael en cualquier momento? Para una mujer obrera y sumisa de la época como Mary, no había manera de manejar una situación de tal magnitud; así que tomó la decisión de acabar con su vida.

Meses después Paul, en un arrebato de ira, mató a James con sus propias manos cuando éste había intentado abusar de él por millonésima vez. El chico fue llevado a un hospital psiquiátrico gracias a que Brian intervino a su favor cuando estaban a punto de condenarlo a prisión, y Michael fue trasladado a un orfanato. Los hermanos no se vieron desde entonces.

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Realmente estuve pensando en dejar todas mis novelas porque no puedo conseguir ganas de escribir, pero al mismo tiempo pienso "pero escribo demasiado bien y mis tramas son muy buenas" y se me pasa (?

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⏰ Última actualización: Apr 02, 2022 ⏰

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