Su pregunta me descolocó por completo, sobre todo por el tono de voz que usó. Sonaba asustado, como un niño pequeño que acababa de sufrir una pesadilla y buscara contención y cobijo en los brazos de su madre.
—Eh...Está bien.
Él voltea, quedando frente a mí, y en un segundo tiene los brazos extendidos hacia mi dirección; yo lo abrazo algo tímido, temeroso de que decida atacarme de la nada. Pero afortunadamente, eso no sucede. En su lugar, apoya su cabeza en mi pecho y se acurruca de modo que escucha los latidos de mi corazón, los cuales se aceleraron por tenerlo tan cerca.
—Buenas noches, bebé.
Y ahí estaba de nuevo su actitud arrogante.
Al día siguiente desperté por las ganas de ir al baño y, maldiciendo porque aún tenía sueño, me levanté. Cuando quise volver a dormir, descubrí que no podía, ya que la cama estaba acomodada y sobre la misma estaba tendido un conjunto similar al que había usado el día anterior. Éste constaba de una camiseta blanca de manga corta con unas palabras escritas en lo que parecía ser japonés, en letras rosas; y una falda escocesa con cuadros marrones y un rosa más apagado. Y claro, bragas blancas.
Suspiré hastiado y comencé a vestirme, para luego bajar a desayunar. Según el reloj, eran las ocho en punto.
Cynthia me saludó de forma apagada y yo contesté de igual forma, no me sentía con mucha energía ese día.
Comencé a comer en silencio, sumido en mis pensamientos, hasta que un beso en mis labios me hizo salir de mi trance y parpadear un par de veces con confusión.
—Buenos días, cariño —saludó Paul con una sonrisa alegre. Yo le sonreí apenas y seguí comiendo.
Llevaba un traje deportivo color gris y unas zapatillas de correr negras. Al parecer había salido muy temprano en la mañana y no lo había notado.
Se sentó a desayunar y mientras lo hacía, su verborragia inundaba toda la casa. No paraba de hablar de cuántas vueltas al parque había dado, o de que había visto perros muy bonitos y que estaba pensando en adoptar uno, entre otras cosas aburridas.
—¿Me estás escuchando, John?
—Sí, algo de un perro...—contesté vagamente. Al notar la expresión furiosa de Paul, supe que la había cagado de alguna forma y ahora me iba a arrepentir.
—Nunca me prestas atención, con todo lo que hago por ti ¿así me pagas?
—Lo siento, estoy cansado —me excusé, realmente no sabía qué decir.
—Siempre estás cansado para mí, porque me odias y quieres que me muera.
—Y-yo no pienso eso...
—¡Claro que sí! Todos lo piensan, hasta Cynthia —señaló a la rubia, quien disimulaba una expresión de hastío, como si esa faceta de Paul fuera algo que ella ya hubiera visto miles de veces en ocasiones anteriores.
Entonces recordé que Paul era bipolar ¿este cambio de humor tendría que ver con eso?
—Se acabó, me voy de aquí —el hombre se levantó y subió con rapidez las escaleras. Lo siguiente que oímos fue un portazo.
—Bueno, parece que tendrás un descanso—murmuró Cyn mientras levantaba los utensilios usados por Paul.
—¿Qué le pasa?
—Entró en su etapa depresiva y no hay quien lo saque de ahí.
—¿Y cuándo se le pasará?
—Depende, puede durar una semana o más.
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Daddy's Boy [McLennon] #BeatleYaoi
Fanfic-N-no...Suéltame, por favor... -No hasta que lo digas. -¡Por favor! -Dilo. -¡Da-daddy! -Buen chico. Portada hecha por @AndreaHarrisonLane