Segundo Día - Emboscados

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Al compartir palabras el tiempo pasa demasiado rápido, de tal manera que no nos dimos cuenta cuando ya nos encontrábamos a los pies de la ciudad flotante. Cuando comenzamos a caminar sobre los hermosos puentes blancos de la ciudad, no pude evitar recordar a la bruja Dyna y a sus palabras. A lo lejos traté de ver si se encontraba en su puesto, con su actitud relajada y ojos medio dormidos, pero no fue así. En su puesto había un guardia de la ciudad, que al verme gritó mi nombre: ¡Danielzimcoy!

¿Cómo sabes mi nombre? – Le pregunté – La bruja Dyna me mostró tu apariencia en visión – Dijo el Guardia – Ella tuvo que abandonar su puesto por una pequeña urgencia y me pidió dejarte un recado, parece ser que ella sabía que volverías hoy. Me ha dicho que por favor vayas a la academia y la esperes ahí. – A lo que respondí – Pues no podemos decirle que no a una dama, ¿verdad Sagaíl? – A lo que él solo se limitó a decir *tips* y a reír muy despacio – Agradecimos al guardia por su mensaje y nos despedimos de él. Al entrar, Sagaíl dijo que debía ir a la sede del gremio de cazadores para dar registro de sus tesoros de caza y al mercado, para ofrecer algunos otros objetos de valor, entre ellos la piel de Ursino de niebla. ¿Te parece si nos reunimos en el hospedaje de la ciudad? – Dijo el Cazador – Que esta noche quiero una ducha caliente y una cama mullida. Claro – Dije – Nos veremos allá en unas horas. ¡Cuídate! A lo que Sagaíl levantó la mano y se marchó caminando cabizbajo, con un alegre Dotalmeister a su lado.

Me fui caminando a la academia, planeando mi siguiente movimiento. Si me encuentro con Zackary le preguntaré por la maga herida y si sabe algo de ella. Tal vez me quede a estudiar algunos hechizos ¿Qué querrá la bruja Dyna? Sagaíl se fue sin despedirse, tal vez no le agradé, tal vez no lo vuelva a ver, ¿qué me espera el día de mañana? Todo el camino fue pensamiento tras otro.

El cazador y su novato acompañante el Dotalmeister entraban al barrio comercial de la ciudad de Anedúl. Sagaíl pasó para ver quienes compraban pieles en el lugar. Estuvo un tiempo considerable regateando, mirando objetos interesantes para comprar y buscando al mercante adecuado para vender sus objetos de valor. Encontró al que ofrecía más dinero y se marchó. El plan es ofrecer la mercancía al regreso, pues los mercantes tienen que ir a trabajar rápido y entre más tiempo pasa, más dinero ofrecen. Sagaíl y Dotalmeister salen del barrio comercial, solo faltan unos minutos de caminata hasta la sede del gremio de arqueros. Atravesando un pasaje residencial y mientras Sagaíl y su compañero caminan, Dotalmeister se acerca a su amo para golpear su pierna con la cola dos veces. Sagaíl se da cuenta de la señal y tose dos veces en contestación a su amigo, a lo que el Dotalmeister corre rápidamente hacia atrás y procede a morder al aire, atrapando una presa invisible. Ningún sonido era emitido por el extraño cuerpo que, acto seguido, procedió a correr lejos del cazador. No es primera vez que me toca estar cerca de alguien de tu calaña – Dijo un confiado Sagaíl mientras sacaba una extraña flecha – Sagaíl apunto a su objetivo en movimiento y disparó. ¡ZUMBIDO! – Gritó con decisión – En ese momento el Dotalmeister soltó lo que parecía la pierna de la silueta y la flecha impactó en la cabeza de su víctima, cayendo al lado de la figura invisible, pues la flecha no tenía una punta afilada, en lugar de eso habían unas extrañas almohadillas. Pasaron unos segundos y se escuchó un ruido de caída, al cual el Dotalmeister reaccionó y se acercó para enseñarle la ubicación a su maestro. Sagaíl dio un par de pasos y su objetivo se reveló por sí solo. Sus extremidades se encontraban cubiertas por piel y musculo que no era de el, de hecho, pertenecían a la bestia-oso Ursino de niebla. Su objetivo trataba de ponerse de pie pero no pudo, su equilibrio había sido dañado. ¡Qué me hiciste! - Gritaba la víctima de su bizarra flecha – ¡Te ordeno que me liberes ahora, si no quieres arrepentirte! Sagaíl, tomó eso instantáneamente como una amenaza así que liberó su lado más oscuro y sanguinario. Cuando esto ocurría, Dotalmeister mantenía su distancia y a la vez protegía a su amo de potenciales amenazas. ¿Arrepentirme? – Dijo el Arquero - ¡TE DAS CUENTA QUE YO IBA A SER TU VÍCTIMA DE ASESINATO! Ni siquiera te dignas a enfrentarme cara a cara, vienes a mí cobardemente a apuñalarme por la espalda – En ese momento, la figura voltea para revelar su cara, era el Ladrón que robó el libro de Danielzimcoy y acto seguido, trata de lanzar algo de tierra en la cara de Sagaíl, fallando miserablemente pues su sentido de equilibrio se encontraba dañado y no pudo apuntar bien. Eres bravo, por lo mismo no me queda otra alternativa que matarte aquí y ahora – Dijo el Arquero mientras sacaba de su espalda un afilado cuchillo de cacería – He faenado animales más pesados que tú, esto va a ser más divertido, supongo. El ladrón ríe con confianza. ¡MÁTAME SI ES QUE TANTO LO DESEAS! – Dijo el ladrón – ¡¡Al momento que claves tú afilada daga sobre mí, el veneno te matará a ti también!! *bark bark* Se escuchó detrás. A lo que Sagaíl, dio 5 agiles cortes en el cuerpo del ladrón, que hicieron que este diera un grito agónico y terrorífico. Sagaíl tomó su mejor flecha, una con una punta brillante y afilada, hecha de un material plateado iluminaba incluso a la luz del día. No seré yo quien te juzgue. –Dijo el Arquero mientras apuntaba a su cabeza – Y antes de desperdiciar su mejor flecha, el cuerpo de ladrón comenzó a moverse y a convertirse en una camada enorme de ratas, que se dispersó por el área. Dotalmeister comió y mordió algunas. Sin duda era el ladrón que robó el libro de Danielzimcoy – Pensó Sagaíl – su silueta era muy similar al muñeco de carne que vimos en el cajón. Eso fue un hechizo de duplicación, la parte original debe estar muy herida en estos instantes. Después de eso, continúa su camino al gremio de arqueros, al cual llega como si nada hubiera pasado, para reportar su caza.

Danielzimcoy llegó a las puertas de la academia de magia. Al abrir la puerta no pudo evitar recordar cuando llegó aquella maga herida, tanto así que no podía evitar verla sentada frente al leyendo y estudiando hechizos. Momento. ¡Era ella! Sí, aquella maga se encontraba con ropas nuevas, y algunos vendajes en su abdomen, su hombro y mejilla izquierda.

Me acerqué a ella para saludarle.

Ehm Ho, hola, cómo te sientes. – Le dije –

¡Oh! Tú fuiste el que llamó al Profesor – Dijo la joven Maga – Me llamo Beatrice. ¿Cuál es tu nombre?

Yo soy Danielzimcoy – Respondí –

¿Danielsacnblahlhawhat? – Dijo una confundida maga - Te llamarás Dan.

No pude evitar sonrojarme, una chica me ponía un apodo. Vamos a repetirlo, Daniel-Zim-Coy.

– Y, ¿qué te trae por aquí Dan?

En ese momento respiré profundo. No estoy acostumbrado a discutir – Pensé – Aparte decirme "Dan" le sale bonito, lo voy a tolerar.

¿Conoces a la bruja Dyna? – Le contesto – Pues ella me ha citado el día de hoy aquí.

No conozco a ninguna Dyna, Dan.

- ¿Estás segura? La hechicera que siempre está en la puerta. ¿No te la encontraste?

– Sí, pero no sé su nombre Dan, ella solo me vio, me dijo que tuviera fortuna y ya.

– Ah pues... con ella me encontraré hoy, Beatrice.

– Espérame espérame, estoy practicando un hechizo. ¿Quieres bajar al sótano? Hay un área donde se pueden practicar hechizos libremente, con unos muñecos que no sufren daños. Acompáñame.

Y bajamos. Mientras más bajamos más oscuro se ponía el lugar.

Dan, mis hechizos de fuego son muy agresivos. ¿Pueden encender el candelabro de arriba?

– Pero mi único hechizo de fuego no quema.

– No necesitas quemar, las velas mágicas del lugar nunca se consumen porque usan Fuego Fatuo para iluminar.

– Ah que conveniente, es el hechizo de fuego que aprendí. ¡Fuego Fatuo! Apunté arriba hacia el candelabro. Todo el lugar se iluminó, demasiado la verdad, pues al momento de mirar a una de las esquinas, una silueta detectada por el fuego fatuo se reveló.

Los peligros de Midgaania: DanielzimcoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora