Segundo Día - Gusano

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El fuego en el candelabro había revenado al obstinado ladrón, quién al darse cuenta de que el hechizo reveló su ubicación empezó a reposicionarse, estaba dispuesto a atacar.

¿Puedes verlo Beatrice? – Dije preocupado –

¿Ver qué? Si es una amenaza la voy a rostizar, freír y asar, todo a la vez – Dijo de manera amenazante mientras sus manos se encendían en azules llamas –

En cierto punto su pasión y entusiasmo me abrumaban, pero debía preocuparme del ladrón quien se acercaba a mí peligrosamente. Mis manos ya se movían para ejecutar un hechizo de viento, algo que pudiera empujarle y revelarlo, pero me detuvo su actitud. Abrazó su propio cuerpo como si estuviera sintiendo un gran dolor y cayó al suelo. Su camuflaje se disipó para revelar a un ladrón moribundo, lleno de heridas cortantes y con una expresión de horror y confusión.

Me acerqué a él para tratar de asistirlo pero no reaccionaba. ¿Qué hacía escondido ese ladrón en nuestra academia? – Dijo una furiosa Beatrice, mientras sus llamas se hacían más intensas –

Bueno, me he topado ya con este sujeto – Le dije a Beatrice – Robó mi libro de hechizos una vez y pude recuperarlo. Al parecer, no va a descansar hasta tenerlo en su poder.

Pues vamos a hacerlo descansar – Gritó una decidida Beatrice – ¿Me apoyas?

Para ese momento la temperatura de la habitación era notoriamente más alta. Su corto cabello se movía descontroladamente y sus ojos café ahora eran de un intenso color escarlata. Se pasó de ser una pequeñita maga con un gran carácter a la representación de la ira y la venganza. No estaba dispuesto a detenerla, si bien me perturbaba la desventaja del moribundo ladrón, ya estaba harto de sus persecuciones.

Esa no es la actitud muchachos. – Dijo una dulce y conocida voz.

Cuando miré atrás hacia las escaleras, miré a una estupefacta Beatrice. Sus ojos ya habían tomado su color café, sus manos ya no ardían y su cabello y ropa ya no se alborotaba. Se sentó agotada en el suelo, con una respiración dificultosa y con un rostro de fatiga absoluta, como si hubiera escalado la más alta de las montañas sin parar.

Una confiada y sonriente hechicera Dyna baja las escaleras de una manera elegante. Saca desde el interior de sus vestiduras una botella con una pócima de color azul, con una pequeña sustancia amarilla flotando en ella.

De verdad lamento haber quemado tu alma Beatrice – Dijo Dyna con una voz maternal – Pero era necesario evitar una desgracia. Bebe esto y te recuperarás.

Y eso hizo Beatrice. Bebió la poción y su respiración volvió a la normalidad.

No podrás conjurar hechizos quizás es un par de días – Dijo Dyna – Por eso mis más sinceras disculpas.

Luego de eso, Dyna lanzó un conjuró un hechizo al suelo, justo debajo del ladrón. Pareció un rectángulo dorado con extraños escritos. Dyna se acercó a donde el ladrón se encontraba y tocó su frente. Luego de eso, dina chocó sus puños, dio dos palmadas, puso ambas manos frente a ella en dirección al ladrón y gritó: ¡Destello Estelar! Y aquel rectángulo dorado se iluminó intensamente, y quemó al ladrón con blancas llamas. Yo me encontraba asustado por lo que estaba viendo, una persona estaba siendo cremada viva y la actitud de la bruja Dyna me confundía. Beatrice también parecía impresionada, más que nada por el poder increíble que Dyna manejaba. Dyna grita una vez más: ¡Transportación! El cuerpo del ladrón se eleva y no parecía sufrir quemaduras, pero si seguía teniendo sus heridas cortantes en el cuerpo. Un portal se abre en el techo del lugar, el cual da al suelo de un lugar que nunca había visto. En el portal vi un edificio que parecía ser un templo, palmeras, arena y un sol matutino. Por la arquitectura y la posición del sol deduje que era un lugar lejano y seco, pues aquí ya era de noche. El ladrón se eleva al portal, lo cruza para cerrarse en seguida. El fuego blanco continúa en la habitación bajo la academia, algo que llamó la atención a Zackary quien aparece en la habitación de muñecos mágicos.

¡Dyna! ¿Qué pasa aquí? – Pregunta el profesor –

Un incidente con uno de esos gusanos Zack – Contestó la bruja – Ven aquí, esto te podría interesar.

A continuación la bruja rodea el fuego con una burbuja color rosa, el fuego se extingue y nos revela algo extraño, un gusano de unos 40 cm de largo y unos 4 centímetros de grosor. Era de un color claro similar a la piel humana, y la parte superior estaba llena de mandíbulas, pude contar unas 18. La parte de su cola era similar a las raíces de un árbol, pero de color rojo.

Beatrice se sentía asqueada por el singular gusano. ¿Qué es esa cosa tan fea? – Preguntó –

Los peligros de Midgaania: DanielzimcoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora