Baekhyun adora en secreto la manera en que el ceño de Chanyeol se frunce y lo largas que son sus piernas, pero nunca lo dirá en voz alta. No al menos de momento. Para el castaño no es fácil lidiar con su amor secreto por su amigo tan poco popular y...
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Baekhyun lo mira y pronuncia su nombre bajito, Chanyeol.
Pero ese no puede ser su Chanyeol. El tipo lo mira con indiferencia, su cabello está acomodado de una extraña manera cayendo desordenado sobre su frente, tiene algo de pintura corrida bajos los ojos. En el resto de su cuerpo puede ver unas botas militares, un pantalón insufriblemente ajustado que abraza sus muslos delgados y una gabardina de telas desgarbadas con cadenas como accesorios.
El peso de la realidad está rasguñando su cerebro porque si ese no es Chanyeol el otro tampoco es D.O.
Y ese definitivamente es D.O
Baekhyun los mira de pies a cabeza. Ambos compañeros parecen armados de cuerpo entero.
—¿Qué...?— Baekhyun quiere preguntar. Pero no puede hablar, ni le dejan hacerlo, ya que Jongin le da un golpe en la frente que lo aturde un poco.
—Calla, muñeca, no te soltamos la boca para que te pongas a hablar.
—¿Qué le dijiste a Suho? —Pregunta D.O al más alto, ignorando súbitamente la presencia de su rehén —, ¿Le dijiste que nos íbamos temprano?
—Sí, pero estaba lo suficientemente jodido en alcohol como para notar que nos fuimos o que éste nunca llegó.
— Jongdae es quien lo va a buscar primero, estoy seguro.
—Le llamé, le dije que está enfermo y en casa de su padre. — Dice Chanyeol. Su voz, su jodida voz.
—D-dónde dem. — Cuando el castaño está a punto de intervenir de nueva cuenta, pero el moreno tira de su pelo.
—Si-len-cio. — Repite en su oído.
—Al coño, tu silen... — D.O parece tener la misma paciencia que el moreno cuando cuando lo toma por la barbilla encajándole las uñas— Otra vez— en el acto.
—No, nos des problemas, Baekhyun. Obedece o te corto la lengua.
El castaño se detiene, furioso y confundido. No teniendo más remedio por el peligro que corre.
— Manténgalo a raya mientras yo no esté.
Chanyeol.
— Claro Boss, déjamelo a mí. — Responde el moreno.
Chanyeol se toma solo un par de segundos para mirar a su captivo antes de irse, no tiene el más mínimo destello de sentimientos o alguna expresión que denote culpabilidad. El castaño le sostiene la mirada tanto como puede, luego él sale de la habitación sin decir más palabras, indiferente a Baekhyun, a su estado y a la realidad que el castaño no puede terminar de aceptar. Esto es como un espejo donde los roles se alteran y Chanyeol ha dejado de ser él para convertirse en un torcido reflejo.
D.O, que había estado en cuclillas hasta ese momento, suelta la dolorida quijada del secuestrado y se pone de pie, acomodándose la ropa con la elegancia de un gato.
