Nuestra primera vez

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CAPÍTULO 12:

Estamos tan cansadas de todo el día que después de aquello, debemos de quedarnos dormidas al poco tiempo. Cuando vuelvo a abrir mis ojos, a penas consigo ver mucho del cuarto. Todo está oscuro y lo poco que puedo observar, es gracias a la luz que entra por la ventana de la luna.

Miro el reloj, apenas son las dos de la mañana, debería de dormir un poco más si quería salir mañana descansada. Nos quedaba un largo camino de vuelta, al decir verdad. Sin embargo, por cosa u otra, no consigo volver a quedarme dormida. Las imágenes del día, vuelven a mi cabeza y cada vez que cierro los ojos, allí están.

Primero, son las malas. Veo a Elliot, veo a Cece y vuelvo a sentir la rabia y el odio que he sentido por la mañana. Mi mano se cierra casi por acto reflejo y vuelvo a sentir también el dolor de la herida que me había hecho por culpa de ellos. Era dolor tras dolor y amargaba porque aunque había tenido una especie de venganza, algo en mí seguía sintiendo esa rabia, ese dolor de una confianza rota. Aunque en sus casos, no era una, si no dos, las que se habían roto.

Después, en cambio, la cosa cambia y las imágenes de mi cita con Emily, vuelven a mi memoria. Giro incluso la cabeza y sonrío al ver el osito allí parado. El único recuerdo bueno de aquel día, el único recuerdo de que había pasado finalmente algo en la tormenta que me había llevado a salvarme.

Tengo que levantarme después de todo aquello. Siento que la cabeza me va a estallar y necesito distraerme.

Me acerco a la ventana y observo el mundo de afuera. Tengo un mundo tan grande en mi cabeza que ni siquiera pienso en el mundo mayor que hay ahí afuera.

Acaricio mi dedo, recuerdo entonces el anillo y comienza a quemar en mi mano. No me había cerciorado de que aún seguía en mi mano. Me quema, tengo que tirarlo lejos, venderlo, olvidarme de él. Hacer lo que sea con él, excepto conservarlo. En aquel momento, lo último que quería, era recordarlo. Lo miro sobre mi mano.

Además, tenía ya a alguien muchísimo mejor que él.

Miro a Emily, que descansa tranquila en la cama. La luz de la luna ilumina su rostro y de nuevo tengo que preguntarme qué he hecho para merecerla. Todo lo malo que una vez hice, había vuelto a mí en forma de karma. ¿Había hecho entonces algo bueno para recibir un poco de gratitud? Porque no podía encontrar otra manera para entender que alguien como Emily me eligiera.

Sonrío, quizás hubiera hecho finalmente algo bueno y Emily era mi regalo.

La escucho moverse y abrir sus ojos poco a poco. Me busca por la habitación y cuando me encuentra, sonríe de oreja a oreja:

-¿No puedes dormir?

-Más o menos- respondo señalándole el anillo- Me había olvidado de esto.

Emily vuelve a sonreírme, pero tan pronto observa el objeto en cuestión, calla. Se levanta, media dormida. Incluso recién levantada, se ve bella.

Camina hacia mí, muy lentamente:

-¿Qué vas a hacer con él?- su voz suena ronca y está muy mona de esa manera.

-No tengo ni idea, la verdad. Podría... ¿venderlo?- me podrían dar una buena suma de dinero por él- El dinero podría utilizarlo para un viaje e irme lejos...- intento bromear, pero hasta eso me cuesta- No sé... Solo quiero tenerlo lejos de mí, lo más lejos posible, al ser sincera.

-Venderlo entonces...- Emily asiente, siguiéndome en forma de broma- Tú lo has dicho, todo son ventajas. Te darán una buena suma de dinero y con él te vas bien lejos. Quizás a una playa desierta... donde conozcas a alguien.

Por un puñado de besos //EMISON// (Completada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora