"La decepción en su cara".
La quedó mirando, seguramente estaba babeando, era un asco con las chicas y tener a tu amor platónico en frente tuyo no ayuda mucho, ¿No?
—Ho... Hola... ¿Qui-quie-quieres pa-pasar? —No tartamudees, se repetía, la ahuyentarás.
—Sí, sí claro, gracias —la chica sonrió, mierda amaba su sonrisa.
—Pasa... —se corrió de la puerta. —Quieres mmh ¿Jugo? ¿Bebida? ¿Agua? ¿Un dulce? —Idiota. Se repetía en su cabeza.
—Agua estaría bien, gracias.
El chico asintió y fue a la cocina, seguido por ____, buscó en su refrigerador agua helada. Hacía un calor de infierno.
La sirvió en un vaso y se sirvió también para él.
—Ten —le ofreció el vaso, esperando que ella lo tomara, ella lo hizo, pero hizo rozar sus dedos, ese pequeño contacto hizo que a Louis se le erizara la piel, pensó en como sería tomarla de la mano, besarla...
Separó su mano rápidamente, ella tomó un poco de agua del vaso y lo dejó en la mesa de diario, Louis miraba los movimientos que hacían sus labios al tomar.
—Louis, yo...
—Si vienes a disculparte, no tengo ganas de escuchar —No sabía de donde sacó fuerzas para decir eso.
—¿Era para mí?
—¿Qué cosa? ¿Las flores? Sí, eran para ti.
—¿Por qué?
—Yo...
—¿Louis, quién era? —su madre interrumpió en el momento exacto.
—Una compañera, má —la miró.
—¿No me la quieres presentar?
—Bien, ____, mi madre Johannah Poulston . Mamá, una compañera ____ Teller.
—Louis, hoy vendrá Ryan con su familia a cenar, me voy a preparar. Adiós ____.
—Adiós —sonrió ella, odiaba cuando sonreía, pero amaba su sonrisa.
La madre del chico salió, dejándolos solos.
—¿Cómo sabes dónde vivo? —preguntó intrigado el chico.
—Tu madre es florista, una florista conocida, mis padres a veces le compran flores, les pregunté dónde compraban y ellos me trajeron.
—Oh.
—¿Te molesta que venga?
—No creo que a tu novio le gustaría verte aquí.
—Tienes razón, me voy, intenté disculparme pero contigo no se puede. Adiós Louis, que te vaya bien —su cara estaba llena de decepción.
—Adiós.
Y la chica salió por la puerta como entró.
La había arruinado, demasiado.
¿Pero ahora que podía hacer? No creía que ella aceptara una disculpa y listo.
Mañana sería sábado, el día perfecto para pedirle disculpas con alguna sorpresa o algo.
Le preguntaría a Ryan.
—¡Hey Tomlinson! —su madre apareció por la puerta de la cocina, rodeada por una toalla blanca. Recién se había duchado.
—¿Qué pasa mamá?
—Sube el ánimo, ¿esa era la chica, no?
—Sí, má, ella era la chica.
—Hagamos algo, me visto y preparamos juntos unos panqueques con muuuuuucho manjar —dijo alargando el "mu".
—Mhh... Suena tentador —rió por primera vez después de lo sucedido. —Está bien, acepto.
—Bien, ve a ponerte un delantal.
—¿En serio? No tengo seis años, no me mancharé.
{...}
—Decías que no te mancharías —rió su madre viendo la cara de harina que ahora tenía su hijo.
—No puedo abrir los ojos. ¡Ayuda! —gritó.
—No te pasará nada si los abres, inténtalo.
—Está bi.... AAAAAAAAAAAAH, ¡Mi ojo! ¡Duele! ¡Mamá sóplalo! —gritaba desesperado. Mientras su madre reía.
—¿Qué pasa aquí? —su padre entró y comenzó a reír por la escena.
—¡Otro más! Dejen de reír y ayuden, no sé donde está el fregadero.
Sintió el timbre. Mierda, los Butler habían llegado.
—¡Ya vamos!
Su madre y su padre desaparecieron dejándolo con su ojos lleno de harina y buscando el fregadero. Comenzó a tocar, los cajones, la encimera, tocó la bandeja con frutas y sin querer la dio vuelta, ocasionó un ruido fuerte y uno de los plátanos explotó en su pié.
—¿Qué te pasó?
—Quiero ser blanco como Blanca Nieves por eso la harina, ah y la bruja me envenenó, pero con un plátano. Lo alcancé a escupir.
—¿En serio? Que bien que no estaba aquí.
—Ya en serio, Ryan. ¿Me ayudas? He intentado encontrar el fregadero y no logro dar con el.
—Louis.
—¿Qué?
—Está atrás tuyo.
—¡Que te den!
—¡Louis! ¡El vocabulario! —su madre entró.
—Perdón mamá.
—Lávate y ve a saludar a los Butler.
—Está bien, Ryan, ¿Me llevas?
—Ven con papi —se golpeó el pecho mientras movía los hombros coquetamente.
—Idiota —se subió encima de su mejor amigo, para que este lo llevara como caballito al baño.
—Así me deseas.
—Ryan, a veces me das miedo. Pero así te quiero.
Lo dejó en el baño, Louis se empezó a refregar la cara para que toda la harina saliera. Luego los pies que estaban manchados con plátano.
—¿Así que... No? —se refirió a la chica.
—No, pero hace poco estuvo aquí y yo... —miró hacia ambos lados asegurándose de que su madre no estuviera. —Las cagué todas las oportunidades.
—¡Vocabulario! —su madre gritó desde el comedor.
—¿Lo dije muy fuerte? —Louis preguntó.
—No, tu madre me da miedo, pero bueno, ¿que harás?
—Necesito tu ayuda.
—¡No te ayudaré a secuestrarla!
—¡No era eso!
—¿Entonces?
—¿Me ayudarás?
—Para algo están los amigos ¿no?
—Eres el mejor.
—¡Mamá, Louis dice que soy el mejor, debes creerle! —gritó Ryan.
—Idiota —rió Louis.
Mañana subiré 2 capítulos