Capítulo 24.

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Narra Louis.

Habían trasladado a ____ a la ciudad. Ella estaba mejor, pero seguía con la pierna rota, la yegua se la pisó fuerte. En pocos días le darían el alta y podría irse a casa y volver al colegio. Obviamente con el yeso de la pierna.

Yo la iba a ver todos los días o casi todos y ellas recibía alegre cuando entraba, siempre iba en una hora en la que sabia que no estarían sus padres.

Ella había tomado un miedo a los caballos, al parecer, pero ¿quién no lo tomaría?

Los médicos nos dijeron que había tenido suerte, sólo había tenido unas cuántas fracturas y lo peor que tuvo fue el pié, que se le dobló, ya que la yegua la pisó.

Y hoy era de esos días en los que iba por ella, a verla. Cuando llegué escuché como decían que podría irse mañana. Estas dos semanas de vacaciones terminaban en tres días.

Así que en tres días se acabaría el arco iris de colores que vivimos. Volveríamos a ver a John y seguramente, él seguiría molestándome.

Entré a su habitación de hospital, la cual estaba llena de globos que decían "mejórate", "espero que estés bien" o cosas así.

Y ahí estaba ella, como siempre, me esperaba acostada de lado, para que yo pudiera acostarme abrazando su espalda y así acompañarla.

Me acosté a su lado, cuidando su pierna y su cuerpo, no quería moverla mucho, por si le comenzaba a doler algo.

La abracé mientras ella me contaba que estaba aburrida ahí, nunca la dejaban levantarse y había contado las cerámicas del techo una y otra vez.

—Pero tienes que estar en reposo —hablábamos bajo, estábamos tan cerca que no hacía falta hablar alto.

—Lo sé, pero estoy cansada de estar así.

—Ya pasará, escuché que mañana te dan el alta.

—¿En serio? —parecía emocionada.

—Sí, eso oí.

Ella comenzó a sonreír más grandemente, pero de repente quedó su boca en una línea.

—No fui sincera contigo.

—¿Por qué? —le pregunto. Temiendo.

—Es que... Yo... No sé si deba... —tartamudeaba.

—Vamos —la ayudé—. Dilo.

—John.

Dijo una palabra y yo ya sabía que se venía algo malo, pero dejé que siguiera contándolo.

—No puedo estar contigo, Louis. Es decir, sí, me gustas, pero no podemos estar.

Sólo tenía una palabra en la cabeza, ¿por qué?

—¿Por qué? ¿Podemos intentarlo aunque sea?

—No lo sé, siento que no te merezco, eres tan tierno y tan... —se encogió en su lugar, seguía yo abrazándole la espalda. Quería decirle de alguna forma que haría lo posible para estar con ella, pero ¿qué tiene que ver John?

No se lo pregunté, nos quedamos así, abrazados, hasta que dijeron que los padres de ella habían llegado, entonces yo me fui.

Vagué por las calles, con la cabeza gacha, cuando recordé que había quedado con Kate, ella se había convertido en una buena amiga, todos los días nos habíamos visto y conversado. Sí, sabía que yo le gustaba a ella, pero ella a mí no, ella también lo sabía.

Ella me escuchaba, algunas veces tan bien como Ryan.

Fui a la tienda de helados —habíamos quedado allí, justo en la tercera mesa a la derecha—.

Y allí estaba, fui a sentarme a su lugar mientras ella me saludaba con la mano, le sonreí, Kate era bonita, tenía gestos bonitos.

Me senté a su lado y pasó lo impensable, en vez de darle un beso en la mejilla, ella se dio vuelta. Besándome.

Y lo peor de todo.

Le seguí el beso.

Y me gustó.

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⏰ Última actualización: Mar 22, 2015 ⏰

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Platonic Love (Louis Tomlinson y tu) (adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora