Narra Louis.
Se comportó tan distante conmigo que ya quería volver a casa, me bajaba el ánimo. Yo quería abrazarla y besarla como la primera noche. Pero, ella no me tomaba en cuenta. Como si todo se le hubiese olvidado.
Estábamos guardando las cosas, mañana nos iríamos temprano.
Eran las seis de la tarde, cuando se le ocurrió cabalgar.
La primera fue Selena, ella ya sabía hacerlo, pues antes tenían una finca.
Nosotros la veíamos como se movía y era realmente estupendo. Ella sí había practicado mucho.
Luego pasaron los muchachos —Chaz y Chris—.
Los cuales no tenían idea de como andar así que se bajaron rápidamente. Subí yo, cabalgué un rato, sabía hacerlo. No tan bien como Selena, pero sí sabía.
Luego bajé, Ryan subió. Cabalgó también un rato y bajó.
Faltaban ____ y Kate.
Vi el miedo de mi chica —me acostumbré a decirle así, aunque no seamos nada— en sus ojos. Pasó primero Kate. Ella también sabía cabalgar como Selena. Lo hacía muy bien.
La yegua estaba cansada, se le notaba en el cuerpo. Además tenía cara de molesta. No sé cómo pude leerle la cara a un animal. Pero, llegó ____ y subió. Mirándome. Creo que fue una eternidad sin que ella me mirara. Tenía inseguridad en sus ojos.
≪¿Segura?≫
Mis ojos hablaban con los de ella.
≪Creo≫.
Me sonrió, ella estaba nerviosa.
Comenzó a moverse, delicadamente. Creo que sí sabía lo que hacia.
Todos la mirábamos sonriendo. Ella trasmitía una luz en su belleza que sosegaba.
Cabalgó lento, luego tomando el ritmo más rápido.
Ya no tenía tanto miedo
Pero, de repente todo fue muy rápido. En un abrir y cerrar de ojos la yegua se había descontrolado. Y estaba en dos patas. Tirándola al piso.
Había oído que esas caídas son peligrosas. Me sentí tan... Raro.
Corriendo fuimos a verla, estaba en el piso, respirando dificultosamente y yo seguía pensando que era la chica más hermosa del mundo.
—No siento mi cuerpo, Louis —me habló a mí y salí de mi shock. Recordé una frase de mi madre "Cuando te accidentas, a la primera persona a la que llamas, es a la que más quieres."
—Quédate tranquila —me dolía verla así—. Llamen a una ambulancia chicos.
Al ver mi desesperación en los ojos, Ryan corrió a buscar su teléfono.
Todos la mirábamos, se retorcía, cerraba los ojos y los volvía a abrir, hacía caras de dolor, gemía bajito.
Le dolía mucho, todos nos dimos cuenta.
Tomé su mano intentado tranquilizarla, aunque fuera un poco. Me la apretó fuertemente, necesitaba ayuda luego.
Tres minutos en los que no sabíamos que hacer, la habíamos trasladado a una cama y nos quedamos mirándola fijamente. Hasta que llegó la salvación, en forma de ambulancia.
Los paramédicos la subieron rápidamente.
—Sólo uno puede irse con ella —yo rápidamente me ofrecí y estuvieron todos los chicos de acuerdo.
Me subí con ella, en camilla, quién estaba conectada a una máquina respiratoria y con los ojos cerrados.
Le besé las pestañas, la frente, las mejillas y ella se removió.
Quise seguir besándola, aunque fuera para despedirnos de este viaje, porque sé que estará bien. Aunque los paramédicos tengan caras funerarias.
Llamamos a los padres de ella, quiénes preocupados preguntaron que había pasado.
Nos dijeron que iba a estar hospitalizada un tiempo, había sido un golpe duro. La trasladarían a nuestra ciudad en helicóptero, apenas esté un poco mejor. Seguía conectada a un respirador.
se veía débil, muy frágil, se podría romper en cualquier momento y yo lo sabía.
{...}
Ryan me había convencido de que él me cubría por si ____ despertaba —había dormido todo el día— lo acepté y me fui a bañar y a cambiar la ropa.
Cuando había terminado de bañarme sonó mi teléfono, contesté y era Ryan.
—¿Cómo está ____?
—Murió.
—¿Qué? Vamos, Ryan, no seas idiota.
—No, despertó —rió a través de la línea—, Romeo y preguntó por ti, ven rápido y tráele algo de sus cosas.
Sonreí y me apuré para ver rápido a mi Julieta.