Capítulo 9

682 58 9
                                    

Las semanas siguientes pasaron de forma lenta y agobiante. No tenía nada que hacer, bueno, nada aparte de estudiar el libro que Snape me dio. Me resultaba fascinante, gracias a él, mis pociones salían perfectas y había aprendido muchísimos hechizos, algunos más peligrosos que otros. Por ejemplo el sectumsempra, cuando lo usé con un pequeño ratón me Asusté mucho. Este empezó a sangrar de forma violenta y murió. Como no había ninguna anotación decidí poner «Para enemigos». Así sabía que no debía usarlo cuando quisiese. También había intentado ampliar mi círculo social. El tiempo que le dedicaba a Draco ya era inexistente por lo que aburrida, me fui en busca de nuevas amistades. Probé a entablar conversación con las Tres Jotas (las primas Jonbénet, Julia y Justine). Pero eran muy antipáticas y aburridas. Casi me duermo en tan sólo diez minutos de charla con ellas. Así que así acabé teniendo una cita con Maximus, yo tan desesperada y aburrida acabé quedando con él a solas cerca del lago. Descubrí que era un chico que debía estar enfermo, era raro y un sádico. Me invitó a ir a matar gatos, a lo cual me negué y me fui. Tras esto me fui del lago y me juré que jamás volvería a quedar con una persona tan loca. Por mala suerte —o quizás no tan mala—, vi a Draco en la sala común. Llevaba evitándolo semanas y este momento me debilitó. El me miró y esbozó una leve sonrisa. Yo aparté la vista y me fui a mi dormitorio. ¿Por qué era tan doloroso? Escondí mi cabeza en la almohada y me dormí.

Draco me estaba besando, sus besos eran salvajes, me volvían loca. Seguimos besándonos hasta que separó un segundo y me sonrió. Su mirada reflejaba deseo, y apostaría a que la mía también. No deseaba nada más que sentir sus labios, lo quería, lo necesitaba, me había vuelto adicta a él. Me fue acercando a una pared y bajó sus besos por mi cuello, allí dejó varias marcas y volvió a mis labios. Sus manos recorrían mi cuerpo, y aunque me sentía que no debería estar haciendo esto a mi edad, lo dejé hacerlo sin más. Los besos siguieron y sus manos también continuaron la labor de explorarme.

Me levanté sobresaltada. No me creía capaz de haber soñado eso. No. No ahora. No cuando Draco ya no estaba cerca de mí. No cuando no quería saber nada más de él para no hacerme daño a mí misma. Me tapé la cara con las dos manos y suspiré. No quería llorar pero me frustraba que mis sentimientos hacia él sigueran siendo los mismos. Querían que estos se apagaran, no era bueno para ninguno que estuviésemos juntos.

•••

Llegó el último dia de clase, y con él El Banquete de Despedida. No muy feliz por el deprimente discurso que hizo Dumbledore acerca de la muerte de Cedric, me largué antes de tiempo. La sala común de Slytherin estaba vacía, era bueno, un tiempo de tranquilidad para mí. Pero parece ser que la suerte no estaba dispuesta a ponerse de mi lado, Draco irrumpió en la sala y se acercó a mí.

—Vas a escucharme. Me has evitado durante semanas y eso no permitiré que sea así. Ahora llega el verano, estaré casi tres meses sin poder verte. Phoenix, por favor, dejame pasar contigo este día y podré aguantar todo un verano sin ti.

Incrédula solo logré asentir y dejarme guiar por él fuera de la sala.

—Vamos a ir cerca del Bosque Prohibido. Es una zona tranquila, nadie nos molestará.

Sonreí levemente y caminé de su mano hasta el lugar. Nos sentamos en un banco de piedra algo deteriorado y me besó. Yo le seguí el beso con un poco de timidez, sus labios eran nuevos para mí. Ya eran muchas semanas sin poder probarlos.

—Quiero que nos prometamos una cosa —me dijo seriamente—. Tú y yo volveremos a estar juntos tras el verano. Y me van a dar igual mis padres, lo prometo. Espero que a ti te de igual lo que piensen los tuyos...

No sabía que decir y opté por guardar silencio volviendo a besarlo. Él al principio se extrañó porque no le respondí pero me correspondió. Todo iba bien, nos abrazamos, besamos, charlamos,... Hasta que Flora apareció. Cuando nos vio iba a arder de la cólera.

—Juro que esto no quedará así, Draco. Le diré a tus padres que has vuelto con la asquerosa mestiza. Y a ti —me señaló—, se te vendrá el mundo encima. Lo vuestro no será posible, y yo me encargaré de ello.

Draco se levantó alarmado para pararla, pero Flora ya se había ido corriendo. No había forma de callarla.

Todo empezó por un besoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora