Cap 23. Fiesta de graduación. Parte 3.

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-¿No es conmovedor?- se escucha su ácida voz por el lugar; pero yo estoy muy lejos, perdido en mi mente. Aquí es el único lugar donde no me pueden hacer daño. Lejos de todas las miradas, lejos de todas las críticas, lejos de toda la humanidad...


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-¿Que a dónde vamos después de morir?- Había repetido minato la pregunta que le había hecho su hijo. Acarició su rubio cabello en señal de nerviosismo ¿Acaso no podía preguntar algo más simple? Algo como el porqué era importante ir a la escuela o porqué las nubes soltaban agua -así de paso le aclararía que, en realidad, el cielo no se ponía triste y, por consiguiente, el pequeño naruto no tenía que acompañarlo en su desahogo y ponerse a gimotear también-.-Pues... verás, es un poco complicado de explicar, naruto.


-¿Por qué?- Sus inocente rostro de 6 años giró levemente hacía la derecha. Parecía un pequeño minino con esos grandes ojos azules y esas marquitas en sus mejillas.


Kushina rio a su lado, observando intrigada mientras se preguntaba cómo se libraría su esposo de esta. Ella acercó una uva a cada uno, quienes abrieron la boca al mismo tiempo. Rodó los ojos ya acostumbrada; más parecidos no podían ser.


-Porque yo tampoco lo sé.- El pequeño abrió grande la boca, formando una cómica "o", al fin había encontrado una pregunta lo suficientemente difícil para su "sabelotodo" papi.- Pero el a dónde vayamos no debe de importarte, lo único que debes saber es que las personas que te quieren seguirán cuidando de ti aun cuando tú ya no las puedas ver. –kushina frunció los labios con indignación. Sus mofletes se inflaron levemente mientras observaba a un asombrado pequeñín por la respuesta de su genial padre.


¿Cómo es que siempre quedaba como un súper genio? Cada vez que naruto le preguntaba esas típicas cuestiones infantiles, ella no sabía cómo explicarle, por lo que tenía que fingir ponerse brava y mandarlo a callar.


-¿me lo prometes?- Su tono nervioso creó incertidumbre en los dos mayores, quienes no sabían que en la escuela le acababan de enseñar acerca de la muerte: cuando alguien descansaba para siempre a causa de algún accidente o enfermedad.


Naruto tenía miedo que sus padres se fueran de perezosos a "dormir" por siempre y lo dejaran solito; él ni siquiera sabía fritar un huevo ni sabía cómo tomar el transporte público para ir a la escuela... tampoco cómo conseguir esos papeles que sus padres llamaban dinero ¿acaso se imprimían? -lo que llevaba a lo mismo porque aún no sabía cómo usar la impresora- ¿Cuántos necesitaría pagarle a un médico para que despertara a sus papás en caso de que pasara?


Algunas lágrimas se acomodaron en sus ojitos al recordar a su maestro comentarles que todos moriríamos algún día, por lo que era necesario disfrutar lo que más se pudiera de este regalo tan maravilloso que nos dio Dios –váyase a saber quién era él; pero debía ser muy bondadosos para regalar vidas a tanta gente, pensó-


El mayor limpió la segunda lagrimita traviesa que escapó de sus ojos. La primera se había estrellado sobre el mantel donde estaban sentados disfrutando de ese picnic familiar de sábado.

Porque en el amor nadie decide. (SasuNaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora