Cap 22. Fiesta de graduación. Parte 2.

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Mis dedos vibraban de nerviosismo, ansioso de llegar donde sea que fuera nuestro destino; me alteraba la manera despreocupada con la que karin caminaba. Daba pasos cruzados –como si fuera una niña que juega a no caer de la acera- mientras recorría con una de sus manos los casilleros que se encontraban a su lado derecho.

-Te juro... que si esto es uno de tus estúpidos jueguitos...- La amenacé, acercándome a su oído para que me escuchara. Era imposible distinguir sonidos con los estéreos a toda mierda.

Traté de no mostrar asco- muy en vano por la expresión de mi rostro- cuando gimió al traspasar mi espacio personal, apoyando su cabeza en mi hombro. Podía notar su alterada respiración en lo que ella recorría su blusa con una mano y desabotonaba el primer broche de su blusa.

La lancé lejos de mi cuerpo.

Karin liberó una sonrisa envenenada, acomodando su cabello tras los hombros. Su acción dejo a la vista una espantosa cicatriz en su cuello. Eran marcas de dientes; pero más que un recuerdo de un encuentro sexual parecía que un caníbal la hubiera querido atacar.

-Antes que nada, quisiera explicarte porque hago todo esto, amor mio; no quiero que pienses que estoy tan loca como aparento- Mis ojos no podían despegarse de las horribles hendiduras sobre su piel. Ella asintió con los ojos cerrados, como si quisiera darme la razón de algo que yo no entendía. –Este... este es mi pequeño secreto. Esto es lo que implica tener un lazo de sangre con ese maldito marginal (la Soraya. ahre XD). –miré con horror como se despojaba de la parte superior del disfraz, dejando al descubierto marcas similares por todo el cuerpo, algunas más brutales que otras. Incluso con sostenedor, alcanzaban a notarse las mismas señales en la parte superior de sus pechos.

-¿Qué demonios es esto...?- pregunté. El tono de asco con el que salían mis palabras pareció lastimarla. Por un momento pude ver la mirada de una muchacha que solo buscaba ser entendida, que buscaba ser protegida y resguardada de sus propias inseguridades. Por un segundo pareció ser una persona normal, luego la máscara de crueldad inhumana volvió a esconderla.

Ella volvió a cubrirse con la blusa y la mirada baja.

Miré alrededor, confirmando que no había nadie más a la vista.

-Esta mierda que ves por todo mi cuerpo...-Los ojos húmedos que acompañaban su sonrisa corrompida solo me alteraban más. Ella volvió a tapar la evidencia con su cabellera –esto es lo más cerca al amor que he recibido por parte de mi padre desde que tengo memoria ¿sabes lo duro qué es aguantar ser violada desde los 5 años y que la perra de tu madre no haga nada para impedirlo?- y a pesar de no tener expresión alguna en mi rostro, siento la garganta completamente seca y completamente obstruida; la necesidad de salir corriendo parecía aumentar cada segundo.

¿Qué clase de traumas tan oscuros tendría alguien como karin?

De pronto... una pizca de comprensión había nacido en mi interior. Diminuta, casi inexistente, pero ahí estaba. Después de todo, me había pasado algo muy similar de pequeño...

Sus palabras acarrearon el mar de recuerdos que parecían cavados en mi cabeza, casi ahogándome cuando rememoré eso que tanto odiaba, eso por lo que sufrí tanto en mi niñez, dejándome traumas que nunca desaparecerían.

Agradecí que su voz me liberara de las vacilaciones.

-La maldita no hizo nada al respecto, solo lloraba como una estúpida mientras veía como acababan conmigo.- Lo más sorprendente era escuchar su voz gélida y su cara ajena al dolor, como si no le afectara en lo absoluto lo que decía. Pestañeé con prisa cuando golpeó con fuerza un casillero a su lado, abollándolo en el proceso.

Porque en el amor nadie decide. (SasuNaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora