El secreto de Sam (FA#1) | ✓

Capítulo cuatro.

Capítulo 4

El Vestuario de Chicos

Sam frunció el ceño mientras miraba a su alrededor. El pasillo se estaba reduciendo a unos poco estudiantes, las puertas de algunas clases se cerraron de golpe, pero aún no veía ninguna puerta que pareciera conducir al gimnasio.

—¿Qué pasa? —preguntó Will, caminando junto a ella con su mochila colgada sobre un hombro.

—¿Dónde está el gimnasio?

—Oh, en el tercer piso.

—¿Y por qué estamos en el segundo?

Will levantó una ceja y la miró extraño.

—Bueno, primero tenemos que ir a cambiarnos.

—¿Cambiarnos? —chilló Sam, los pasos se detuvieron en seco.

—Sí, cambiarnos... quitarnos la ropa y ponernos los chándales.

—¿Cambiarnos en el vestuario de chicos? —Las mariposas pateaban su estómago.

—Bueno, eso creo. —Will se rio—. Dios... ¿acaso en tu antigua escuela hacías gimnasia con la ropa normal?

No... ¡Pero seguro que no me cambiaba en el vestuario de chicos!

—Eh... ¿tenemos que hacerlo? —preguntó débilmente.

—¿Qué pasa? Ya tienes el chándal. No eres tímido, ¿verdad? —bromeó.

—Uh... no, por supuesto que no... —respondió. ¿Cómo voy a salir de esto?

—¡Aquí estamos! —Will aplaudió y ella miró hacia arriba—. ¡Después de ti! —Abrió la puerta con un gesto elegante y casi la empujó hacia adentro. Ella tropezó a través de las puertas y Will entró tras ella, cerrando la puerta con un ominoso golpe—. ¡Hola chicos! —gritó.

Jack fingió cubrirse a sí mismo.

—¡No, Will! ¿Qué te dijimos? ¡No entres hasta que estemos todos bien vestidos! ¡No podemos permitir que te aproveches de nosotros, pobres inocentes! —Todos rieron.

Will sonrió descaradamente.

—Sí, bueno, no puedo controlarme. Eres demasiado deleitable para mantenerte virgen, querido Jack.

Jack se quedó sin aliento en señal de desaprobación. Vincent sonrió divertido por las payasadas de sus amigos. Marvin resopló de disgusto. Tristán no respondió y Sam estaba demasiado ocupado tratando de volver a un rincón con los ojos clavados en el suelo.

—¡Sam! ¿A dónde vas? ¡Vamos! Puedes quedarte el armario al lado de Vince. —Will la retuvo a pesar de que arrastraba los pies.

Se quedó allí por un largo tiempo, mirando fijamente a los feos armarios de color gris. Intentó bloquear todos los ruidos y el clamor. No mires a tu derecha, Sammy. No mires a tu izquierda. No mires a ninguna parte. Mantén tus ojos...

—¿Qué estás haciendo? —La voz de Vincent cortó su mantra. Él frunció el ceño al chico inmóvil mientras se quitaba su suéter.

Ella comenzó a darse la vuelta, luego cambió rápidamente de dirección y se quedó sentada, entrecerrando los ojos en el suelo.

—N-nada.

Will se burló de ella.

—¿Qué te pasa? ¿Olvidaste cómo quitarte la ropa? Estaré más que feliz de hacerlo por ti.

Sam negó con la cabeza, su cara se estaba volviendo roja otra vez. Si esto sigue así, mi cara quedará estampada de color carmesí de forma permanente.