El secreto de Sam (FA#1) | ✓

Capítulo siete.

Capítulo 7

El Entrenamiento

Sammy salió de clase lentamente, escudriñando su horario.

—¿Qué pasa? — preguntó Tristán.

—¿Qué es el entrenamiento? Se supone que es mi próxima clase, pero no sé qué es.

Él se rio.

—Todo lo que necesitas saber es que lo odiarás.

—¿Eh? —ella lo miró, alarmada.

Él sonrió perezosamente.

—Entrenar es "el descubrimiento y la defensa de uno mismo y de la mente a través del refinamiento físico del cuerpo".

—¿Que qué?

—Significa aprender a patear culos.

—¿Cómo en las clases de autodefensa? —Sammy estaba intrigada.

Caine bufó junto a ella.

—La autodefensa es para las mujeres, los hombres se rompen la cabeza. En otras palabras, los hombres son como carneros —replicó secamente.

Caine sonrió mientras Tristán rio entre dientes.

—Exacto, pero también preferimos ser comparados con los osos pardos y los tiburones, por supuesto.

—Por supuesto. —Sammy asintió, divertida. Luego se detuvo en seco—. Espera, así que entrenar significa...

—Bueno, básicamente, combate cuerpo a cuerpo. —dijo Caine todavía sonriendo y sacudió un puño delante de su rostro.

—Oh Señor.

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—¿Cómo puede pasar esto? ¡Ayer tuvimos gimnasia! —susurró furiosa a Will en el brillante gimnasio.

Sus ojos destellaron con diversión.

—Cariño, hay gimnasia y luego hay entrenamiento. Jugamos en el gimnasio y morimos en el entrenamiento.

—Estupendo. —Se sentó, rascándose el codo y sintiéndose miserable. Entonces se levantó de nuevo y se volvió hacia él—. ¿Estás seguro de que esto no está en contra de la ley? Algo se siente mal con tener una clase que te enseñe a golpear a alguien.

Vincent puso los ojos en blanco, la alcanzó y tiró de ella.

—Siéntate.

Entonces intervino en el entrenador. Era un hombre robusto con pantalones cortos y camiseta gris, pero era el gesto de mal humor lo que daba miedo. Toda la habitación se quedó en silencio. Sus ojos parecían estrecharse sobre ella y Sammy sonrió nerviosamente, él no.

—Soy Bob Graham, pero en ningún caso me llamarás por mi nombre, me llamarás entrenador y escucharás todo lo que tengo que decir y harás todo lo que te diga que hagas. En el entrenamiento, te entrenaré en todas las maneras sobre cómo infligir el mayor dolor a tu oponente. La lucha nunca es honesta y nunca hay reglas. Pero las autoridades de la escuela todavía quieren que diga todo esto en los casos en que, en vez de vencer a tus enemigos en una lucha sangrienta, primero lo intentes arreglando las cosas de manera decente: hablar y llegar a un acuerdo, bla, bla, bla...

Sammy se movió incómoda mientras sus ojos le volvían a lanzar una mirada penetrante.

—Para el final de este año, todos se habrán deshecho de su flojera —declaró—. Pero ahora, comencemos con un calentamiento.