Debo dejarte ir.

Doce.

Lejos pero no ausente.

No sabes lo mucho me ha costado olvidarte, por más que lo intento no he podido.

He pensado incluso hasta en cambiar de número, no puedo pasar cada noche llorando hasta quedarme dormida si es que lo logro cuando no paso la noche pensando en lo que hubiera sido si las cosas vieran llegado a ser diferentes.

No puedo estar pasándola tan mal cuando a ti no te importa, cuando nos vemos en el instituto ignoras lo cansada que estoy, lo triste, las orejas que se han ido formando debajo de mis ojos, me distraigo y no presto atención ni siquiera a ti por estar pensando en porque no puedo reaccionar y estar bien, ser como era antes.

Por lo que se, las cosas con tu pareja han mejorado. Me alegro por tí, por los dos. Espero que todo les resulte bien porque apesar de estar tan mal por ti, no espero otra cosa sino que este bien, que seas feliz.

Ni te molestes en fingir que yo te preocupo, pasan días incluso semanas sin hablarnos y cuando me escribes no pienso en otra cosa sino es que estás aburrido y yo soy tu última opción. ¿Siempre lo fui? Yo pienso que si.

Quisiera estar bien conmigo misma, que no me importe nada. Que tú no me importes.

El chico del otro día, sigue allí apoyándome y le tocó entender que llego en el momento equivocado puesto que yo ya había entregado mis sentimientos a otra persona. A tí.

El me apoya y siempre me aconseja, se enoja conmigo seguido por estar mal por ti pero no me deja sola. Cuando quiero llorar solo me acompaña hasta que me calme. Cuando estoy triste me abraza hasta que me sienta mejor. Cuando quiero saber cómo estás el me recuerda que estás bien con otra que no soy yo. Es un gran amigo.

¿Por que no puede gustarme el? ¿Por que no puedo darme una oportunidad con alguien que si me valora y me quiere? No se porque pero me gustaría saberlo.

Te deje ir. Pero me duele en el alma haberlo hecho.

Tengo que resignarme a que no serás para mi.

Te debo dejar ir, te tengo que decir adiós.

Adiós, amor prohibido.