EL BROTE

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"Soy Porter, de asistencia técnica. A ver, en este registro de vuelo no hay nada Waits. Sabe Dios cuántos acuerdos de confidencialidad hemos violado para nada; nada excepto el logo de la Wayland-Yutani y un archivo vacío. Estas cosas las fabrican para durar, así que o alguien a bordo de la Nostromo hizo que el ordenador central lo borrara o los datos han sufrido daños antes de llegar aquí. ¿Podrías explicarme por qué corría tanta prisa esto?"
W. Porter 29 de noviembre de 2137
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~ VLAD ~

Hoy me topé con un miembro de mi familia perdida, claro que al principio no supe lo que era, sólo lo sentía detrás de la cabeza, como un cosquilleo irresistible, después una sensación maravillosa recorrió mi espina al descubrir lo que significaba. Sin embargo entre más trataba de acercarme, más intentaba escabullirse. Después de un rato el juego comenzó a irritarme ¿Cuál era su maldito problema?

Malhumorado fuí a echarme en una esquina mirando hacia la pared. Lo escuché detrás de unas cajas del otro lado de la sala. No me moví. Planeaba atraparlo cuando se acercara lo suficiente y entonces sucedió... me concentré tanto en sentirle venir a mí que logre ver a través de sus ojos, leer su mente, ver en sus recuerdos y vi... pude ver el lugar de donde había salido, no estaba lejos de mi actual refugio ¡Al fin! Ya no estaría solo, ¡habría más como yo, y pronto! ¡Tenía qué moverme!

Cuando me levante de nuevo se quedó quieta, nos miramos: se veía algo espantada, quizás no había visto nunca a nadie tan grande de su propia especie pero para el caso yo tampoco había visto nunca a nadie de mi propia especie tan... pequeño, parecía frágil, una simple arañita de piel transparentosa. La tranquilicé, le dije que no le haría daño. No me respondió, quizás era sólo que no sabía cómo hablar y entonces se me ocurrió "comunicarle" mis sentimientos. No funcionó, me siseó furiosa y se alejó corriendo.

Dejé de lado mi mal humor, ¡tenía qué apresurarme! esos huevos no estaban seguros dentro de contenedores en el interior de la húmeda bodega en donde los habían dejado, allí cualquier humano podría encontrarlos. Tenía mucho trabajo por delante y poco tiempo para realizarlo. Me olvidé de la voluble arañita y emprendí el camino hacia ésa bodega, necesitaba poner manos a la obra y rápido, ¡no había tiempo qué perder!

* * *

— ¿Pero qué es esto?¿Quienes sóis?¡Dejadme pasar! Sinclair mismo me dijo que viniera

Silencio. Los hombres que le sujetaban lo miraban cejijuntos sin escuchar. A Meeks le dió miedo.

— ¿Es que no me oyen? — protestó — ¡Suéltenme! o le diré a Sinclair que...
— Suéltenlo caballeros — una voz masculina resonó en la amplia sala, Meeks la reconoció de inmediato y se le iluminaron los ojos
— ¡Sinclair! — se quejó a su amigo — ¿Qué está pasando? Estos hombres...
— Eso es lo que me gustaría saber Meeks...— interrumpió Sinclair en tono gélido — ¿ Tienes algo que quieras contarme sobre la cuarentena en la clínica y el arresto de tu jefe?

Meeks se quedó boquiabierto, alarmado por el tono y las palabras de Sinclair, muy diferente a cómo había conversado con él hacia solo unas horas, cuando le pidió si podían encontrarse aquí, fuera de la vista de posibles curiosos.

— N-no sé de que me estas...
— ¿En serio? — preguntó Sinclair levantando una ceja — Porque el mariscal Waits vino a mi despacho exigiendo el paradero de los otros tripulantes de la Anesidora

Meeks se puso pálido ésta vez, conocía al hombre que tenía delante, era un mercenario entrenado y era peligroso, y ya antes había tenido el infortunio de decepcionarlo. Meeks tragó saliva con dificultad y trató de justificarse.

EL EMPALADOR SILENCIOSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora