ENCUENTROS

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"Sevastopol, soy Nina Taylor, directora ejecutiva de Wayland-Yutani. Confirmó que hemos recibido su transmisión. Formo parte de la misión encargada de recoger el registro de vuelo de la Nostromo. La caja negra que tiene en su posesión es de vital importancia para Wayland-Yutani. Bajo los acuerdos corporativos vigentes, debemos recordarle que no debe intentar acceder a su contenido ni informar de su existencia a ninguna parte interesada. No tardaremos en llegar. A continuación emitiremos un mensaje privado para el mariscal Waits"
12 de noviembre de 2137.
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~ MARCUS ~

Se siente maravilloso andar a mis anchas sin la supervisión de mi molesto hermano mayor. Últimamente se había vuelto sobreprotector, casi paternal, con todo eso de cómo manejar humanos en los traslados de un lugar a otro, que hacer cuando nos encontramos con humanos con armas, como separar y emboscar grupos grandes... ¡pff! ¿Es que Vlad no sabe que somos superiores a los humanos? ¿Qué no entiende que puedo hacer todo lo que él hace y más? Sin su ayuda puedo hacer más cosas y hacerlas mejor, como rastrear a un grupo de humanos que tratan de hayar un refugio seguro, mm...

Llevaba más de dos días acosando a ese último grupo grande, ya no los hay tan numerosos como este, ahora los humanos se esconden mejor, en solitario, desperdigados, así que no podía desperdiciar la oportunidad de cazarlos a todos, un miembro del grupo de vez en cuando.

Ellos respondieron replegándose cada vez más, hasta que la cosa se puso interesante cuando empezaron a poner barricadas en los pasillos tratando de protegerse a sí mismos y a sus crías, sin darse cuenta de que en realidad estaban haciendo mucho más fácil mi trabajo. Después de inspeccionar los límites de su perímetro para asegurarme de que nadie se me pueda escapar, entro en los conductos del techo y espero a que alguno pase por debajo.

El olor de sus cuerpos sucios, la basura que generan, mezclada con el hedor a miedo forman una pestilencia deliciosa con la que lleno mis pulmones antes de proceder a matar. Me tomo mi tiempo, prolongando el placer todo lo que puedo, uno a uno, van dejando este mundo con los ojos bien abiertos en una mueca de perpetuo terror. Al final solo quedan dos, al bajar de los conductos mi objetivo es la hembra, la única que queda. Su compañero carga contra mi, imaginándose que podrá detenerme. Cerceno al muy imbécil por la mitad antes de arrojarlo a un lado y me acerco a ella lentamente. Grita, gesticula mirando hacia atrás de mi, pero sigue sin poder moverse, es a ella a quién elijo para traer al mundo a uno de mis hermanos.

Instintivamente sé que me he dejado a alguien en el refugio de los humanos, así que después de fijar al muro del nido a la hembra humana que escogí, voy de regreso. En el camino me encuentro con algo en lo que antes no había reparado. Inmediatamente sé que algo extraño está ocurriendo el mi territorio de caza, se siente como un intruso en vez de una presa, algo con lo que tengo qué ocuparme sin remedio.

Llego al lugar pero no hay ningún ser vivo, sólo contenedores conectados entre sí. La maraña de cables semeja a mi propio nido, y aún así no siento nada con vida vivo en los alrededores, de ser así habría acabado con todos ellos sin dudarlo pues son una amenaza para nuestra colonia.

Exploro un poco, venteando el aire en busca de olores extraños, algún indicio que me diga qué pasa aquí. Nada. Me atrevo a acercarme un poco más, siempre alerta y entonces lo siento... segundos antes de que ocurra todo se silencia, como si alguien hubiese desconectado el sonido y mi cuerpo siente el peligro.

Me alejo de allí lo más rápido que puedo, pero no es suficiente. Ocurre un ruido ensordecedor y todo se ilumina horrorosamente de súbito. La fuerza del estallido me empuja violentamente contra una pared. Apanicado busco vehementemente mi salida, es inútil. De haber tenido ojos convencionales, ahora estaría enceguecido por todo el humo que se ha formado en torno al esas espantosas luces que desprenden calor.

EL EMPALADOR SILENCIOSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora