20 minutos de nervios.

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   Fuí a la cafetería como siempre y me compré el bocadillo. Cuando salí al patio Vero estaba esperandome con cara de "Tengo una idea". No me gustaba esa cara.
- Hola de nuevo Vero
- ¡Hey, Marta! Martita... Martuchi... Martituchipuchi...

- ¡Dime de una vez qué es lo que quieres! -dije algo irritada pero con humor-.
- Verás Mar, tenía la idea de...
- No me gustan tus ideas -la interrumpí-.
- Si aún no la has escuchado -se quejó-.
- No me hace falta.
- Jo, va, por favor. -dijo haciendo pucheros-.
- No.
- Porfi plisquiii -me dijo con sus ojazos marrones llorosos, a propósito, obviamente.
-suspiré- Está bien, cuenta.
- ¡Bien! Verás, había pensado en pasar cerca de donde se sientan Pablo y Lucas y...
- ¡No!
- Pero si aún no he acabado -dijo con un tono falsamente triste-.
- Está bien, tienes razón, continúa.
- Gracias -contestó con una amplia sonrisa-. Pues eso, pasar por su lado, hablar con Pablo ya que es un buen amigo nuestro y mientras... -esperé-.
- ¿Si...?
- Que... Te presentase a Lucas.
- ¡No, no, no y no! Ni por todo el oro del mundo, ¿a caso estás loca? Bueno si, eres mi cabra loca, ¡pero no te pases con tus planes! ¡Que están en juego MIS sentimientos!
- Pero si no es nada malo. Es un plan inofensivo -sabía que ella tenía razón, pero mi corazón y mis sentimientos respecto a Lucas eran MUY frágiles. Hasta tal punto que estar a dos metros de él me ponía nerviosa-.
- Vale, pero si Lucas se acerca más de cuatro metros, me iré, ¿hecho?
- Hecho -dijo muy satisfecha. Nos íbamos acercando, yo detrás de Vero, cada paso que daba significa que se acortaban las distancias-.
- Holaaaaa Verooo -dijo estúpida aunque encantadoramente Pablo-.
- Holaaaaa Pabloo -contestó como una cría Verónica-.
- Hola Marta -y me saludó con la mano- di "jai".
- Hola Pablo, jai.
- Bien -dijo como triunfante. Es muy estúpido, pero me cae bien-.

   En ese momento ví a Lucas, el corazón se me paró, me fue a mil y luego se volvió a parar en seco. No puedo creerlo, es la primera vez que estoy tan cerca de él, saltando la parte en la que paso por su lado en el pasillo.
- Bueno, ¿qué haceis aquí?
- Nada, una visita a mi "tete" -respondió Vero. En esos instantes sonó el timbre de fin del recreo.

   Habían sido veinte minutos de nervios, de puro nervio.

¿Crees en el destino? (#24)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora