Hard To Love | One Ok Rock - FanFic

Están celosas

Después de hacer algunas compras más, deciden ir a cenar a un restaurante para celebrar que Leo está con ellos, pero por el camino un grupo de fans les para.

- ¿Podemos sacarnos una foto? -pregunta una de ellas, agarrándose al brazo de Taka.

- Claro. -responde el cantante sonriente.

- ¡Yo también! -exclama otra, y se abraza a Toru para sacarse un selfie con él.

Mientras tanto, April y Yuko observan en silencio a un lado de la calle. Saben que no deberían estar celosas, porque sería algo egoísta e inmaduro, además si ellas estuvieran en la situación de esas fans, actuarían igual que ellas, pero aún así... están celosas.

- Nee-chan, parece que quieras asesinar a alguien con la mirada. -murmura Leo. -Pero... sí que son famosos, debería escuchar alguna canción, puede que me vuelva un fan y todo.

- Leo, ¿no tenías hambre? -pregunta April, apartando la vista de Toru siendo manoseado.

- Sí, ¿pero no deberíamos esperarles?

- Oh, no, no vaya a ser que te empiece a doler el estómago por el hambre. -contesta ella de forma dramática, y arrastra a su hermano por el brazo.

Yuko, que también quiere salir de ahí, sigue a su amiga en silencio. Al verlas marchar sin decir nada, Toru y Taka se apresuran a terminar las fotos y corren para alcanzarlas.

- ¿Por qué os habéis ido tan rápido? -pregunta Taka.

- Porque Leo tiene hambre. -responde Yuko.

- En realidad... -empieza a decir Leo.

- Leo, ahora no mientas, no pasa nada por tener hambre... estás creciendo. -le interrumpe April, y Leo le mira incrédulo.

- Nee-chan...

- Shh... no sufras, ya vamos a comer. -le vuelve a interrumpir y Leo suspira rendido.

- ¿Están celosas? -pregunta Taka mirando a Toru divertido.

- Están celosas. -asegura Toru conteniendo la risa.

- ¿Quién está celosa? ¿Eh? -pregunta Yuko en tono desafiante. -Yo no veo a nadie.

- Estarán hablando de las chicas de antes. -murmura April.

Los dos chicos intercambian una mirada divertida y ponen los ojos en blanco. También son adorables cuando están celosas y no quieren admitirlo.

Cuando llegan frente a la puerta de un restaurante que no parece estar muy lleno, las chicas suspiran a leer el cartel en la puerta.

- ¿Has traído el carnet? -pregunta Yuko, y April asiente.

- ¿Qué pasa? -preguntan los chicos, que no comprenden lo que pasa.

- Prohibidos extranjeros... -responde April entornando los ojos.

Cuando entran, el hombre de ya avanzada edad que hay tras la barra, frunce el ceño y se acerca a ellas.

- Lo siento, pero no atendemos a extranjeros. -dice el hombre, esperando que puedan entenderle, y por si acaso señala el cartel en la entrada.

- No somos extranjeros... -explica Yuko, sacando su identificación. -Somos mestizos.

Al escuchar el fluido japonés de la joven y ver que le entrega el carnet con ambas manos, el hombre respira aliviado.

- Lo siento, no es que tengamos problema con todos los extranjeros, pero muchos de ellos son ruidosos, no comprenden el idioma y además no tienen buenos modales, nosotros ya somos ancianos y preferimos no lidiar con ese tipo de cosas.