Capítulo 2: Aprendiendo a enseñar.

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"Puedo leer sin ojos, tu puedes llorar sin ellos?

"Amm señor me llamo Retina, agradeceria que no me cambiara el nombre, despues de todo varios señores dijeron que mi tumba llevaria ese nombre"

Sin habla me habia dejado la pequeña, que tantos traumas le habria dejado aquel hombre para que dijera eso, no queria verla u escucharla de esa manera y menos saber que le esta hablando a la pared.

No tengo corazon para decirle que le esta hablando con una pared por lo que la lleve hasta el cuarto que no tenia uso para acostarla, ya era tarde y no queria llegar al trabajo con ojeras, aunque me preocupa dejarla sola.

No pude dormir por estar tratando de que aceptara que alguien la tratase bien aunque voy a tiempo para llegar puntual. Sali corriendo y sin desayunar dejando a esta chica de nombre extraño sola en casa.

Luego de algunos pacientes me empezo a rugir el estomago dado que no desayun....No le di desayuno tampoco! Solo pedi permiso para salir a comer y muy amables me lo negaron, eh de admitir que son amables y saben que hay horario para todo.

Pasaba el tiempo y aunque era amable las personas no, no sabia como hacer para que los pacientes entendieran que la medicina les haria bien y no les haria daño, hasta me han golpeado y por etica no puedo hacer nada.

Al fin llego la hora del almuerzo por lo que firme mi salida, aunque divise a mi vecino que trajo a una niña, imagino su hija pero tan joven y con tantas cicatrices de ese calibre, su mujer debio ser un monstruo para que terminaran asi.

Por fin luego de tanto correr llegue a casa para encontrarme a la pequeña levantada esperando en un sillon muy propia, casi parecia un espejismo.

"Um, oye Cornea, estas bien? Como llegaste aqui? Paso algo malo de camino aqui? Te lastimaste?"

Ella sonreia mientras quieria pensar que por el sonido ella se guiaba para voltear la cabeza hacia mi "Buenas tardes, me puedes leer un libro por favor?".

Me dejo impresionado y le dije que saldriamos para comer algo aunque ella no opuso de verdad queria que le leyera algo por lo que viendo el titulo del libro "Diagnosticos extraños del mundo" supuse que penso que era otra cosa.

La lleve a almorzar a una cafeteria cercana a los apartamentos, ordene unos panqueques para ambos y dandole de comer senti que estaba haciendo lo correcto aunque ella insistia que podia hacerlo sola, la verdad senti que me estaba quebrando cuando empezó a llorar diciendo "Por favor, hare lo que quieras pero al menos permiteme comer".

Me quebro y eso que siendo un medico promedio no lo soporte, la deje comer sola aunque para esto no me habian preparado.

Cosa de doctores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora