Los chicos y las chicas se arremolinaban en la entrada, algunos dándose abrazos y chocando puños, una señal de amistad bastante rara y agresiva a las que estaba acostumbrada, todos se arrebataban la palabra... vaya que estaban ansiosos de comenzar a platicar de sus experiencias de las vacaciones, los tipicos cotilleos de adolescentes hormonales, mientras que las chicas platicaban acerca de los recien llegados al internado; entre susurro y susurro. Todo esto era un caos. En el cual reinaba el desorden. Y los nuevos, bueno ellos se encontraban tan perdidos y fuera de lugar como yo, o incluso más... .
Camine por un sendero rodeado de piedras pequeñas. No entendía como los chicas me miraban raro, ellas deberían de ser las que se sintieran asqueadas por aquellos trapos tan cortos que traían.Llevaba únicamente una maleta, logre que toda mi ropa entrara en ella, así no tenía que cargar tanto, como las demás chicas que parecían traer su casa entera, cargando toneladas de maquillaje y ropa. A medida que fui caminando, la gente se abría en mi alrededor. Y no era por impresión, no. O porque vistiera lo que estaba a la moda, tampoco. Ni siquiera porque causara una pizca de miedo.
Más bien por el vestido largo y un voluptuoso de corte imperial blanco que traía puesto, en Krems era tradicion vestirnos asi. Y a mi no me importaba en lo absoluto, me sentia como una princesa. Mi madre toda la vida me había vestido así y mi padre estaba de acuerdo, por lo que yo me había hecho a su imagen y deseo. Si estuviéramos en Krems ya hubieran quemado a esas chicas o de perdida ningun hombre las hubiera considerado para contraer matrimonio con alguna de ellas, pero al parecer estar aquí, era como estar en un burdel... lleno de prostitutas. Si, y al parecer estás estaban mas que encantadas con su papel.
Escuche unos murmullos a lo lejos seguido de unas risas un poco chillonas y molestas, para rondar cerca de los 18 años, la mayoria de las chicas tenia la voz demasiado aguda. Volteé mi cara en dirección a ellas y les sonreí; me miraron de arriba a abajo y soltaron la carcajada final. Si, al parecer el chiste era sobre mi. No me moleste en seguir ahí, asi que entre; recogería mi horario y me iría a mi residencia.
Papá y mamá habian arreglado todo para que me aceptaran en Delta Nu, la mejor hermandad de todo el campus, y a las que pertenecian las hijas de las familias mas acaudaladas de todo Le Rosey. A mi, personalmente, me daba lo mismo, nunca habia tenido problemas en adaptarme. Sin embargo, me agradaba la idea de no tener que compartir habitación con alguna chica desordenada e irresponsable.
Con suerte ninguna de mis hermanas me reconocerian, hasta que pusiera el pie dentro de la residencia; estaba bien con eso, no quería sentirme como presa en campo abierto. Sali con mis papeles en la mano y con mi maleta en el otro, las miradas no cesaban. Al parecer la gente aqui no tenia tantas cosas que hacer. Prefiero no mencionar los comentarios que dijeron, aunque podiamos notar con aquello, que varios estudiantes lo unico que tenian era dinero y no cerebro.
Dure caminando varios minutos, si que estaba grande el internado... era lo mejor... asi podia pasar desapercibida. Sin embargo al parecer para las Delta Nu, esa palabra no existia en su diccionario.
***
Cuando descubri de que tamaño estaba la residencia, me quede anonadada, era increible, el dinero que nuestros padres les daban debian de invertirlo muy bien. Aquella residencia blanca, con detalles rosas, me lo comprobaba. Se veia elegante y fina, con el toque femenina de ellas. No estaba tan mal como habia pensado. Me acerque a la puerta donde se encotraba una chica palida y de un cabello teñido de blanco y con demasiada piel expuesta. Arqueo una de sus cejas y me miro.
—¿Y tu que haces aqui? Esta no es la residencia del club de teatro, ni una posada de indigentes
—No soy ninguna indigente, me gustaria hablar con la presidenta
—¿Para que, para que le pegues una enfermedad? —tomó su teléfono celular y marco— Oye Emma, hay alguien aqui, que quiere hablar contigo —hablo dirigiendose al teléfono— Parece ser la chica del vestido rídiculo de la cual toda la universidad habla —asintió y colgó
Al parecer no llevaba ni dos horas aqui, y la universidad ya estaba riendose de mi.
—Me parece algo vulgar y soez de tu parte que hables como si no estuviera aqui
Me ignoro, hasta que la tal Emma salió por la puerta. Era una chica increiblemente bonita, con el cabello castaño claro y unos leves destellos de rubios en sus puntas los cuales era teñidos.
—¿Y tu eres? —bueno, al menos ella fue más amable que la otra, sin embargo su tono burlesco no me pasaba por despercibido
—Ann Linderoth —la cara de Emma fue un poema
—Dios mio, lo siento, ¿ella te grito? —miro cortante a la otra— Camille hablaremos de esto más tarde
—Oh no, no le haga nada, ella solo se espanto por mi vestimenta. Despues de todo una Delta Nu siempre tiene que ser bonita —trate de arreglarlo con una sonrisa, sabia que mi presencia ahi causaria estragos, pero no dejaria que castigaran a una "casi hermana" por mi culpa. Además de que no queria enemistades con las personas que conviviria
—Te salvas de esta Camille, y tu Ann voy a tener que enseñarte algunas cositas
Despues de esto ella comenzo a preguntarme de mi y de mis padres, mis costumbres, si sabia maquillarme, fiestas y todo eso; mientras recorriamos toda la residencia y me conducia a lo que seria mi cuarto. Vaya que tu apellido y lo que tenias en la cuenta bancaria influia en el cuarto y el trato que te daban. No me sorprendia, eso seria dentro y fuera del instituto.
Mi cuarto estaba en el tercer piso en el fondo, estaba al lado de la habitacion de Emma. Diablos... pense que me alejarian de ella por ser novata. Gracias a papá y a su lengua de diplomatico, siempre habia tenido un trato especial y beneficioso.
—Bueno este es el tuyo —dijo abriendo la puerta y mostrandome un cuarto enorme, la tapiceria era de un color rosa palo, con un pequeño escritorio de color blanco; "vaya que eso de ser femenina se lo tomaban enserio" — en la mesa de noche hay un horario con las comidas y todo... tengo que atender algunos asuntos y volveré en 5 minutos
—Gracias
Dicho esto cerró la puerta detrás de ella.
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Manual de putas
Teen FictionA veces la sociedad es un abismo, cuando entras en el por mas que trates de salir jamás estarás de vuelta en la superficie. Eso es lo que me paso al entrar a la universidad. En casa con las viejas costumbres conservadoras de Austria, y aqui en Le Ro...