Tras un par de horas nefastas y unos cuantos moratones de regalo, decidió parar de entrenar. Tenía la respiración entrecortada y la camisa empezaba a pegársele al cuerpo. Observó a sus compañeros y comprobó que a la mayoría les pasaba lo mismo. Debían llevar alrededor de tres horas entrenando y el sol había empezado a esconderse.
Suspiró agotada y se echó en el suelo, mirando hacia las hojas de los árboles. Estaba frustrada y con dolor de cabeza. Sabía que si iban a ese paso no conseguirían nada y si además no dejaban de darle vueltas al tema, nunca podrían entrenar en condiciones. Necesitaban de un milagro para poder ganar los juegos y ellos no tenían dioses a los que rezarles.
Cerró los ojos y oyó el respirar agitado de su compañera Katty, quien al parar se había sentado apoyada en un árbol cerca de donde estaba ella. Era una de las que más se había esforzado. Katty solía implicarse a fondo en todo lo que hacía y se lo tomaba con seriedad. Dominaba a la perfección sus poderes, pero siempre encontraba algo que, según ella, le fallaba y volvía a machacarse hasta quedar satisfecha o exhausta, según lo que viniese primero.
- No hemos avanzado en nada.- dijo abriendo los ojos y fijando la vista en el trozo de cielo rojo que se observaba entre las hojas de los árboles. - Bien empezamos...
- Los comienzos siempre son difíciles, no podemos pasar de cero a cien con tan solo un día. - miró a Katty- Es cuestión de constancia y no desanimarse. - la chica sonrió de lado y se apartó el pelo de la cara.
- Pues yo por hoy ya lo he tenido bien, no sé vosotros.- Katrina se incorporó y se sacudió el polvo de los pantalones.- Y además está oscureciendo, deberíamos regresar. ¿Alguien se viene?- miró a sus compañeros, esperando a alguien que contestase.
- Yo.- Katty se levantó y se puso al lado de su amiga.
- Alexia, supongo que no te tenemos que esperar despierta, ¿no?- arqueó la ceja mirando a su hermana. Sabía la respuesta, pero aun así debía preguntar.
- No, no será necesario.- sonrió de forma burlesca y se puso al lado de Aiven, para remarcar sus intenciones.
Katrina hizo una mueca de desagrado. No quería saber que iban a hacer esos dos, que lo sabía, pero prefería que al menos lo disimulasen un poco.
- Tú misma. Hasta mañana.- dio media vuelta y se pusieron en marcha.
Tenía la sensación de que las piernas le pesaban, tanto que le costaba caminar. Sabía que iba a dormir como una niña pequeña esa noche. Sentía como si una manada de gente furiosa le hubiese pasado por encima.
Suspiró. Sabía que se estaba quejando mucho, interiormente por suerte, pero no podía evitarlo, todo este asunto de los juegos la agotaba y le quitaba las ganas de todo. Ella era una chica tranquila, no era de esas personas que no paran quietas en ningún momento, al contrario, era muy calmada y se sentía a gusto en su tranquilidad y con sus libros. En cambio, sus compañeros eran más energéticos y todo este asunto de los entrenamientos les venía bien para descargar energías, cosa que a ella más que descargarlas se las consumía. No es que le sentase mal el practicar, de hecho ella misma cuando se aburría se ponía a entrenar, solo que no estaba acostumbrada a tener que evitar ataques mientras entrenaba. Cuando le tocó combatir contra Alexia, esta le lanzó una bomba de calor cuando estaba desprevenida: se puso roja y acabó algo mareada.
No podía negarlo, su hermana era bastante buena con su poder, aunque Katrina tampoco se quedaba atrás. Pese a que tenía poca fuerza, su baja altura la hacía más ágil; le jugaba una gran ventaja si sabía cómo utilizarla y, por fortuna para ella, sabía sacarle provecho. Consiguió derribar a Aiven con una patada, utilizando de distracción sus llamas. Él también era bueno, pero a veces le fallaba cubrirse mejor las espaldas. Eso sí, en un ataque frontal tenía todas las de perder contra él si este hacía uso de su fuerza. Luego estaba Katty. Ella y Alexia eran prácticamente iguales en lo que al combate se refiere: las dos eran igual de buenas y difíciles de derrotar. Katty no era de las más ágiles del grupo, pero tenía una gran inteligencia y era muy astuta. Pensaba rápido, actuaba rápido. Como no tenía ni fuerza ni agilidad había aprendido a utilizar los elementos a su alrededor y era capaz de ponerlos en contra del rival. Alexia no poseía esa habilidad pero era rápida y sabía cómo moverse para debilitar a su oponente. Tenía una gran puntería que nunca le fallaba. Era capaz de acertar incluso a cien brazos de distancia.
Todos eran buenos a su manera, cada uno destacaba en un campo en concreto y los cuatro podrían llegar a formar un gran equipo con un poco más de práctica.
Mientras andaba pensando en todo eso entraron en la ciudad y caminaron en dirección a la plaza.
- ¿Qué vas a hacer ahora? - se giró cara a su amiga y le dedicó una pequeña sonrisa.- ¿Te vas a casa o ...?- dejó la pregunta en el aire. Le apetecía un poco de noche de chicas con su amiga, aunque sabía que esta tenía unos padres con los que estar. Aún así no podía evitarlo, dormía más a gusto en su compañía.
- Hmmm... - estuvo un momento pensándolo. Katrina se mordió el labio, esperando su respuesta.- De acuerdo.- ambas sonrieron.- Supongo que a mis padres les dará igual que vaya o que no... Así que... Vamos.
- Estupendo.- Katrina dio una palmada de alegría y empezaron a caminar, dirección a su casa.
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Bakaris: Un Mundo Misterioso
Fantasy*SINOPSIS* En un mundo nuevo y evolucionado, donde los seres humanos dominan la magia y el planeta está dividido en siete sectores con siete símbolos distintos, los gobernadores son elegidos mediante unos juegos que se celebran cada cinco años en la...