Intriga

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Ah pasado una semana desde aquél incidente, y aún sigo resintiendo los chascos.
Estaba agradecido de que no me regresaran a la facultad, la culpa no fue mía del todo...

» Recorrí el pasillo completo del mismo piso. Nada. Sin rastro alguno de su existencia. Tenía miedo de informar mi desgracia, pero debía hacerlo, después de todo fue mi culpa, mi responsabilidad era cuidarlo.
Entre en el elevador, para después bajar en el primer piso y me dirigí a recepción, la verdad el miedo me carcomía a cada paso, mi piernas temblaban cada vez más conforme me acercaba, sin duda soy un fiasco.

—B-Buenas tar..tardes— balbuceé, interrumpiendo a la enfermera a cargo.
—¿Si? ¿En que puedo ayudarlo? — se ofreció amablemente, aunque creo que fue mi rostro aterrorizado lo que le llevo a ser tan amable.
—Y-Yo... ¡Perdi a mi paciente! — exclamé desesperado pero al mismo tiempo asustado y frustrado, además de la incertidumbre por la respuesta ajena
—¿¡Qué!?— exclamó evidentemente asombrada, quizá molesta, no lo se.
Solo observe cómo anunciaba por la bocina lo ocurrido además de avisar a los guardias y de más.
—Espere aquí, ya vendrá en director general del hospital.

No paso más de dos minutos, cuándo vi a un hombre rubió entrar acompañado de otros tres, entre ellos, la médico Hanji. Creí que nada podía ser peor.
El hombre rubio se acerco a recepción, cruzo un par de palabras con la enfermera. Yo observaba atento, pero al notar que ambos me miraban, no pude evitar estremecerme hasta lo más profundo de mi ser. ¿Aquí acabaría mi carrera? ¿Todos mis esfuerzos durante años, se esfumarían en este efímero instante? Era probable, pero me negaba a creerlo.
Pronto el hombre camino hacía mi, yo solo recuerdo retroceder cada que avanzaba, pero la pared me detuvo, en un abrir y cerrar de ojos, el estaba frente a mi.

—¿Tú nombre?— exigió saber sin mucha amabilidad.

—M-Marco....B-Bodt...

—Marco Bodt. Sabes que has hecho, ¿Cierto?

Claro que lo sabía, había arruinado mi vida en solo unos minutos.
—S-Si, señor.

—Si el paciente no es encontrado, el hospital presentara cargos en tú contra, además de la familia.

¿¡Qué!? Esto tenia que ser una pesadilla, no podía ser verdad, no quería que fuera.

—Habitación y paciente.

—Habitación 15 del area de cuidados intensivos, el paciente es Jean Kirschtein...

Respondí tan rapido cómo pude, también divisé a la señorita Hanji divertida, pero, ¿Porque?.
Tan pronto cómo retire la vista de la misma, volví la mirada hacía el resto de médicos, los cuales se miraban entre si, cómo si supieran algo que yo no.

—¿Herida de bala?— preguntó nuevamente.
—Si— asentí cabizbajo.
De repente sentí una mano sobre mi hombro, acompañado de una estruendosa carcajada, por lo cuál levante la mirada. Era la médico Hanji riendo.

—Hanji— le llamó el rubio.
—¿Qué? Solo quería algo de diversión, me pareció el correcto.

Todos miraron a Hanji con una tenue sonrisa, mientras yo lo miraba intrigado.

—Bueno Marco Bodt, mi nombre es Erwin Smith, director general de este hospital.

¡No! ¿¡Director general!? Esto no pintaba bien.

—Y-Yo lo lamento, no... No quería.— mi voz quebró al decir lo último, no podía estar mas asustado.

—Traquilo. Solo fue una broma de Hanji.

—U-Una broma...

Sentí como mi dignidad caía en los suelos, nunca me sentí tan humillado.

—No del todo, pero lo fue.
Mira te explico. — se ofreció amablemente a lo que asentí.

—Jean Kirschtein, es un elemento de la policía secreta del gobierno, al igual que otros, en ese piso se atienden a esos elementos en específico, y siempre terminan escapándose, son un poco testarudos, pero buenas personas.
Te lo digo por que esa sera tu área de trabajo en definitivo, pero tienes estrictamente prohibido mencionar esto.

¿Policía? No era un delincuente. Me sentí mal conmigo mismo al pensar en eso, era un hombre que luchaba por la justicia y yo lo llame delincuente.

—Bien, damos esto por terminado, y ya que estan todos aquí te los presentare.
El es Mike — dijo señalando a un rubio algo fortachón. — Es el subdirector general, y el — señaló a un hombre de baja estatura, que parecía estar de mal humor . — Es Levi Ackerman, Jefe del departamento de seguridad.

Las cosas debían ser al revés, me parecía más lógico que Mike, fuera el oficial.

—Y ella....— dijo en un suspiro. — Es la médico Hanji, gerente del hospital.

No entendía cómo podía ser gerente... Pero me alegraba el hecho de que no estuviese en problemas.

—Bienvenido, se un buen médico.

Con esto, los cuatro se fueron y yo, pude regresar a casa. «

A pesar del tiempo transcurrido, me seguía preguntado, ¿Qué habrá pasado con el? Aún no se había recuperado del todo, fue muy inconsciente al irse en esas condiciones.
Abrí la puerta del restaurante, el olor a comida invadía el lugar, sin duda el mejor restaurante. Tome asiento en una mesa cerca de la ventana cómo de costumbre, el mesero que ya me conocía se acerco a darme la carta cómo siempre.
—Buenos días Marco.
—Buenos días Connie.

Pedí lo mismo de siempre por lo que Connie se llevo la carta. Me parecía agradable desayunar en este lugar, además esta cerca del hospital, me ahorraba tiempo.

Al terminar fui a pagar a la caja, pero algo sucedió. Dos hombres y una mujer entraron al lugar vestidos de negro y encapuchados. Los tres sacaron un arma cómo si buscasen algo o alguien, pero mi miedo aumento al ver que su vista se posó en mi.
Todo ocurrió tan lento, uno de ellos, el más alto levanto su arma apuntando hacía mi, pude ver cómo apretó el gatillo. ¿este era el fin? Me limite a cerrar lo ojos, y esperar mi evidente muerte.
Un impacto, después otro, seguido de otros más. Abrí los ojos, no estaba muerto. Solo pude ver a los encapuchados salir corriendo del lugar.

—¡Maldito!— gritó un hombre de cabello castaño qué aún apuntaba con su arma.

—Eren, tranquilo ya se han marchado.— respondió una mujer con una singular bufanda.

—¡Llamen a una ambulancia! —
Si fue ese el grito que me sacó de si.
Un chico de cabello rubio, cerca de lo que parecía ser un cuerpo, el cual estaba justo enfrente de mi.
—Y-Yo soy médico.— respondí apenas entrando en si.

—¿Puedes ayudarlo?— me suplico el rubio.
Asentí y me acerque al cuerpo.
Tan pronto cómo lo tuve cerca me quede atónito. Ese rostro, ese cabello....
¡Jean!

¿Destino o casualidad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora