Alfil

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Por alguna razón mi corazón estaba muy acelerado, mi respiración agitada, y las manos, no, el cuerpo completo me temblaban. Cualquier persona lo pasaría por alto, sobre todo cuándo lo que sostienes entre manos es casi un cadáver, pero ese no era mi caso. Yo siempre lidiaba con este tipo de cosas, pero, ¿qué era diferente? ¿Porqué me sentía tan vulnerable?

—¡Hey! ¡¿Estas bien!?—

La voz del mismo rubio me saco de mi evidente shock.

—Ahhh... Si, si estoy bien.—

Por favor era obvio que no, y eso era algo que yo sabía.
Volví la mirada hacía aquel joven, estaba pálido, demasiado. Lo voltee con cuidado e hice presión en la herida para detener el sangrado, pero nuevamente balbucee. Su sangre había hecho que mi uniforme tomase un color carmesí. Por un momento me vi tentado a olfatear aquel cálido líquido rojo que descendía del bicolor, más sin embargo me detuve.

—¡Ya llego la ambulancia!—

Anunció al parecer una chica. Tan pronto cómo escuche aquello, el cuerpo del bicolor fue arrebatado de mis brazos.

—Ah hecho un buen trabajo, ahora nos encargaremos nosotros.—

No dije nada, solo observe cómo se lo llevaban.

—Oye... ¿Estas bien?—

Nuevamente era el rubio. Alze la mirada, la cual choco con sus ojos zarcos.
Asentí con la cabeza, aún sin la voluntad de si quiera pararme.

—¡Es obvio que no esta bien! Solo miralo.—

—Eren, se más sensible.—

—Esta bien Mikasa. Sólo diganle que se ponga de pie, debemos llevarlo al departame....

—¡No!

Me negué en un repentino grito, mientras me levantaba y salía corriendo del lugar.

—¡Oye! ¡Espera!

Sin mirara atrás continúe corriendo. Sentía la fría brisa golpear mi cara, quizá se debía a la velocidad de mis pasos.
Solo quería verlo, necesitaba verlo.... No se porque, pero tenía la impresión de que algo faltaba.
Entre por la puerta principal, cómo era de esperarse, llame la atención de todos los presentes, pero eso no importaba.
Sin más tiempo que perder me dirigí a recepción.

—Jean Kirschtein.

Dije, apenas recuperando el aliento mientras me erguía sobre mis rodillas.  Si, me había aprendido su nombre, incluso lo había escrito un par de veces en mi libreta.

—Se encuentra en cirugía, si gusta esperar.—

Respondió la enfermera, pero ...¿¡Es enserio!? ¿Esperar? No, no podía esperar. Yo era médico o almenos pronto lo sería, así que verle no sería problema, pero mi uniforme parecía causar algunos inconvenientes.
Me colé a la sala de operaciones, y ahí sobre la camilla, entre distintos médicos estaba él, batallando por su vida.
Observe a través del cristal, al pendiente de que nadie lo notase, pero una mano tapó mi boca, seguido de una par de golpes. Algo cubrió mi cabeza y pronto no supe que pasó...

—¡Ahg!....—

Desperté de golpe intentando respirar o conseguir aire. Mis dientes comenzaron a chasquear por el frío. Poco después note que estaba mojado. De mi cabello escurría agua. Ahora sabía cómo había despertado.
Cuándo apenas podía volver en si, un dolor punzante sobre mis costillas hizo salir un desgarrador grito de mi garganta.

—¡Callate!

Esuche y seguido de eso un golpe más en el mismo lugar, por lo que lleve mi mano al mismo.

¿Destino o casualidad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora