Carta 3

146 5 0
                                    

Diciembre del 2016.


A.

Estoy sentada sobre una banca mientras todos mis amigos bailan. Es nuestra fiesta de navidad, hoy finalmente salimos de vacaciones y no te veré hasta enero del siguiente año. Un amigo está a mi lado, pendiente de mi. Estaba llorando mientras la música que sonaba en las bocinas me recordaba a aquella vez que habíamos bailado. Me habían postulado a un concurso de la escuela y había perdido, pero sin embargo estaba feliz ¿la razón? Había estado contigo. Bailando. Le había rogado tanto a mi amigo que te llevará conmigo, al final, fue tu amigo el que nos unió. Tomaste mi mano y me llevaste a la pista. Fueron 4 canciones. Mientras estábamos bailando me dabas vueltas y yo me reía de eso, después dijiste que era tu turno y te pusiste de cuclillas y te diste una vuelta como pudiste. Reí aún más al verte hacer eso. Cuando nos separamos yo volví con mis amigas pero la estúpida sonrisa de mi cara no se iba.
Ese día mis amigas y yo fuimos al parque, uno de tus amigos intento coquetear conmigo pero huí de él. Nunca te lo dije, nunca lo creí necesario. Cuando llegue a mi casa le conté todo a mi mejor amiga, ella se alegro por mi y así seguimos hablando de ti durante horas.

¿Has escuchado eso de que todo lo bueno tiene un final? Bueno, semanas más tarde, mi mejor amigo llegó a mi lugar y me vio, dudando entre si de decirme o no. Y lo hizo, sus palabras exactas fueron:  

—Ya no le gustas, le gusta otra persona.

Y eso cariño, rompió mi corazón. Ese día mis esperanzas contigo murieron, en mi garganta se formaba un ardiente nudo que me quemaba por dentro. Las lágrimas caían por mis mejillas sin parar.

Pensé que mi amigo lo había dicho para hacerme dudar de ti y le deje de hablar durante un mes. Ese fue mi maldito error. Pasaron meses y cada vez que te veía sentía que aún seguía gustandote. Mi segundo maldito error fue confiar nuevamente en ti. Mírame ahora, estoy de nuevo en un mar de lágrimas. El consuelo que recibo por parte de mi amigo no basta para llenar esto que siento. Estoy mal. Por tu culpa. Y por la mía, por confiar.

Mi amiga me acaba de decir que se irá del estado, sigo llorando pero ya no por ti. Lamentablemente me ves en este estado y te quedas viendo mi dolor, mis ojos están rojos y tu lo notas, me miras de una forma extraña pero como siempre, huyo de ti.

Estoy caminando de regreso a casa. Con el corazón hecho trizas y tu no puedes hacer nada, porque sencillamente no te importo.


Se feliz A. Te lo deseo a pesar de no poder superarte aún.

CARTAS A ÉL © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora