Carta 5

125 7 2
                                    

Enero del 2017.


Hola de nuevo A.

Realmente quisiera decir que lamento tu ruptura con ella pero no seré hipócrita. Me alegra. Y aún más saber que puedes estar sufriendo por ella. Lo siento, pero ahora sabes lo que yo sentía.

Sigues viéndome en la escuela y no demuestras tu dolor. Eso es bueno, creo. Todo esto me recuerda a aquella vez que te dije que me gustabas, acababa de comprar un nuevo celular y le pedí a mi amiga que te mandara ese mensaje que tenía tanto miedo de enviar. Y decía lo siguiente:

"Hola, espero esto no te incomode, quiero decirte que la verdad me gustas."

Y lo enviamos. Fue una tortura hacerlo, todos en mi grupo se enteraron que había mandado eso y que recibiría tu respuesta pronto. Cuando más tarde cheque la conversación me di cuanta que lo habías leído, pero no respondiste. Y dolió. Mucho.

Al día siguiente faltaste y fue un alivio para mi. Después de ese día, fuiste nuevamente, la primera vez que te vi en ese día fue en la primera hora, llegaste con mi profesor de matemáticas y yo solo te ignoré. Después de eso, volvimos a coincidir, tu me viste y yo seguí ignorandote hasta que en la penúltima hora acompañe a una amiga por su suéter que había olvidado en el aula. Nos encontramos de cara a cara, te hiciste aun lado para que pudiera pasar, en tu mirada pude ver como querías hablar conmigo, murmuraste un poco audible "hola" y yo te pase de largo.

¿Qué querías que hiciera? No estaba pensando. En la salida te vi reír con tus amigos y yo salí corriendo para mi casa.

Eran las 10:41 pm cuando tu mensaje apareció en mi pantalla, lo abrí y no podía creer lo que estaba leyendo.

¡Te gustaba también!

Conversamos mientras yo le contaba a mi amiga lo que estábamos hablando. Al final tuviste que irte a dormir porque tu mamá lo había ordenado, me deseaste bonitos sueños y yo me fui a dormir también con una sonrisa en mi rostro. Al día siguiente quedamos de hablar pero no lo hicimos, estábamos lo suficientemente nerviosos para eso, pero otra vez me diste un beso en la mejilla. Fue hermoso.

Lo único que se, es que no quiero verte ahora, no lo soporto. Siempre traté de ser sincera contigo y esta vez no será la excepción. Aunque por desgracia aún sigues en mi mente, y anhelo con todas mis fuerzas que desaparezcas pronto de ahí.

Atentamente...

B.

CARTAS A ÉL © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora