Carta 4

127 7 3
                                    

Diciembre del 2016.


Hola A.

Hoy es año nuevo, tengo que admitir que este no fue mi año. He querido hacerte otra carta para quemarla en la fogata que haremos por la noche pero no he tenido tiempo.

Mientras estoy aquí viendo como los últimos minutos del 2016 pasan, pienso en como lo nuestro termino tan derrepente. Fue difícil enterarme que habías iniciado una relación un día antes de mi cumpleaños. ¿Quieres que te confiese algo? Tenía la esperanza de que me abrazarías y me felicitarías por mi día, pero no fue así.

Vi que salías con alguien más gracias a tus redes sociales, subiste tu foto de perfil junto a ella y le dijiste cuanto la querías. Quería llorar y gritar. Quería reclamarte el porque no fuiste capaz de siquiera mandarme un mensaje diciéndome que andabas con alguien y que dejara de ilusionarme. Pero no pensaste en mi. A pesar de que sabías que yo empezaba a quererte. Al principio me culpe a mi misma por creer que tenía una oportunidad contigo, por ilusionarme como una idiota. Pero ¿cómo no hacerlo? Si me dabas motivos.

Fue en septiembre cuando tú y yo "nos casamos" en un estúpido festival por la Independencia. Yo era la jueza del registro civil ese día. Mi amigo te llevó y tú reíste. Les dije que iba a ser imposible y tu amigo me empujó hacia ti y así comenzó la ceremonia.

Una compañera nos casó, tu me tomaste de la mano y al final de esta me diste un beso en la mejilla en frente de una cuarta parte de la escuela que estaba presente. Al día siguiente faltaste y al siguiente en la salida te vi ahí con tus amigos. Me llevaron a donde estabas para saludarte y tu nuevamente besaste mi mejilla y me dijiste:

Te extrañe esposa.

Nunca olvidaré ese día. Desde entonces me comenzaste a llamar así y yo también. En otra ocasión gritaste:

Te quiero esposa.

Justo después de que pasara al lado tuyo. Seguiste llamandome así durante un buen tiempo, inclusive aquella vez en la que te dije que estaba triste por la cancelación de un concierto, tu me dijiste que no me deprimiera, que habría más y que asistiría a cualquiera de esos. Fue la mejor consolación que tuve durante ese periodo. Hoy en día no existe más ese apodo. Hoy en día soy solo una extraña más con la que compartes un montón de recuerdos, si es que tú también los recuerdas.

Gracias por llegar a mi vida A. Te deseo un feliz año.

Hasta la próxima.

CARTAS A ÉL © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora