S E I S

271 33 2
                                    

Nunca había tenido tanto contacto con un chico como lo estoy teniendo con Ross en este preciso momento. Mamá tenía esta regla de salir con hombres  hasta que cumpliera los 16 años, y hasta este momento lo máximo que solía compartir con un hombre era un apretón de manos. Tengo 18 años, y ni siquiera he tenido mi primer beso, Sin embargo no me avergüenzo de ello, tengo mejores cosas de las cuales preocuparme.

Como por ejemplo, de que la mano de Ross se quede en mi cadera  y no llegué más abajo. Estamos practicando un pull camel que se requiere hacer para la categoría en donde Ross y yo vamos a participar.

No hemos hecho la rutina aún, es más, ni siquiera hemos elegido la canción. Pero mi entrenadora y el entrenador de Ross quisieron practicar las partes complicadas antes de hacer una secuencia de pasos, lo cual se me hace una fantástica idea.

A pesar de que ya tengo práctica, el nivel de dificultad aumenta una vez que estás en pareja. Cuando eres solista solo te tienes que poner atención en lo que tú haces, y si algo sale mal, pues improvisar.  Pero cuando estás con alguien más es mil veces difícil, por que también tienes que ponerle atención a los pasos de la otra persona mientas cuidas que tu no hagas ninguna estupidez.

–Es fácil el movimiento, pero eso solo una vez que lo practicas –dijo Ross antes de que lo hagamos. Parecía fácil, Daniel y mi entrenadora ya nos habían dado una demostración. Un pull camel básicamente es un giro que empieza con, en este caso, Ross y yo, hacia delante, con Ross tomando mi mano derecha en el agarre de el pulgar. Mientras Ross me hace girar en un filo derecho adelante interno, haré este filo más profundo y gírate en un filo hacia atrás externo, estando siempre en posición de camel. Justo en ese momento es cuando Ross tiene que sostener mi cadera izquierda con su mano izquierda, atrayéndome. Después Ross tiene que pasar a derecho atrás externo y unirse a mi misma posición.

Ross y yo empezamos a hacerlo, y justo cuando el se acerca tanto a mi, y me sostiene por la cadera es cuando lo pierdo todo: el conocimiento, la memoria y la dignidad. Me imagino que recuerdan que les dije que nunca, ningún chico me había tocado más allá del pelo. Bueno, hoy esa falta de contacto, por alguna razón me estaba  afectando .

Su mano se sentía bien sobre mi cuerpo, y me daba una sensación rara. No sabía si llorar o reír. Empezaba a frústrame. Y justo por eso, la incomodidad se apoderó de aquella situación.

Solté su mano de manera de que ya no me tocara.¿Que rayos me ocurría?

–¿Laura están bien? –pregunto Ross–
¿Te  incomoda todo esto?

Respire hondo –No...solo es que, no estoy acostumbrada a hacerlo en parejas.

Me dedico una sonrisa tranquila –descuida, supongo que nos pasa a todos. Vamos, hay que practicar que no tenemos mucho tiempo –dijo al último

O Dios mío ¿que haré?

Sobre hielo [Raura]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora