III

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Recordar sobre su pasado le molestaba. Echaba de menos su infancia, con su abuelo, con su tío y con Jun. Y hablando de él, recordó lo sucedido en la hora del descanso. Tenía que buscarle.

Era el colmo, Hana siempre le decía que no se metiese tanto en su vida o él también tendría problemas, pero es que esto va más allá. ¿Cuán tonto puede ser un tonto enamorado? Sí, sabía de los sentimientos de Jun incluso antes de que él se lo dijese, pero ella no le veía de la misma manera. Esto era lo que se llama friendzone. Y el complejo de Masako no ayudaba, sólo lo empeoraba.

La chica iba a paso rápido por los pasillos, buscando con una mirada fugaz un rostro que conocía muy bien. Una voz femenina gritó su nombre por el pasillo, la gente miró el origen de la voz, era raro que la llamasen directamente. No solían hacerlo y si lo hacían, era para pedirle algo, pero la gente solía ser más discreta. Hana la ignoró.


—¡Señorita Hanazono! Por favor, espera —insistió.

—¿Qué quieres? Tengo prisa.

—Es sobre Jun, tiene problemas. —Lo que le faltaba. La chica se quedó en silencio, como esperando si Hana colaboraría.

—¿Y bien? ¿Me lo vas a decir o te quedarás ahí, plantada? —Sonó bastante borde, pero la verdad es que el asunto le fastidiaba. Los rumores no son tan falsos si trataba así a la gente.

—Perdona, no hace falta que seas así... Pensé que te preocuparías por Hanazono, aunque no os llevéis bien, sois familia después de todo —Hana enarcó una ceja.


A ella se lo iban a decir. Jun era un chico amable, demasiado. Así que se limitaba a imitar a Aki para que no se lo comiesen: sonreír a las chicas, aunque fuese falso. Con los chicos actuaba de "amigo del alma". Pero Hana podía contar con una sola mano a los verdaderos amigos del chico, los demás eran florituras.

La chica se largó, sin comentarle lo que sucedía. ¿Cabeza hueca? Tal vez. Estaba preocupada, pero tampoco quería mostrarlo en público o el tontorrón tendría más problemas.


—¡Señorita Hanazono! —Una segunda voz, masculina esta vez, fue quien la llamó.

—¿Sí? —preguntó sin ganas. Hana cambió de expresión al ver que se trataba de uno de los amigos de Jun, uno de los de verdad—. Ah, me han dicho que... —bajó su voz— Jun tiene problemas. ¿Ha sucedido algo?

—Pues verás... un tipo se lo ha llevado al patio de detrás.

—Un tipo... ¿Un macarra?

—No es un macarra cualquiera, forma parte de una banda de la zona, dicen que uno de los líderes es un mestizo muy fuerte. Nadie quiere meterse con él.

—¿Y por eso nadie ha ido a ayudarle? Cobardes.

—Bueno, los demás han ido a avisar a los profesores, se rumorea que los de esa banda llevan armas, no me sorprendería si ese tipo escondiese una navaja o algo. Otro se quedó intentando apaciguar las cosas pero...


Hana pensó que tenía alguna clase de conflicto con las navajas, parecía que le perseguían a todas partes. Allá donde había una navaja, había un problema relacionado con ella. Hana suspiró.


—Dime dónde es. Yo me ocupo.

—Qué suerte tiene Jun de tenerte —comentó con un tono burlón mientras caminaban a prisa—, el príncipe va al rescate de la princesa.

Cerezo de Flor Perenne - Oasis 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora