Portgas D Ace.

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Reino de Alabasta.

Las ruinas estaban desiertas, el polvo se levantaba con la brisa calurosa y el sofoco aumentaba. Hacia calor. Demasiado calor.

Sin embargo, con el agua del manantial podía soportarlo, se le dificultaba danzar pero estaba demasiado ansiosa para no hacerlo.

Pero sabía que él estaba cerca. Podía sentirlo.

―¿Ace?

«Así que has venido, mi querido pirata», pensó sonriente (...) sin voltearse.

Sus brazos cayeron a ambos lados cuando una mano de Ace se deslizó por el vientre. Su erección contra el trasero de (...), podía sentir el aliento de Ace sobre la oreja. De inmediato se puso nerviosa pero no se aparto. Ni loca lo haría.

Ace le rodeó la cintura y (...) se dio cuenta de que estaba sin camisa, como de costumbre. Ella tenía la mente en blanco y empezó a moverse con él cuando le besó el cuello.

Aquella caricia fue suficiente para ponerla caliente.

―¿No te sientes débil por el agua? ―preguntó (...) preocupada.

Sabía que Ace al ser usuario de una fruta del diablo el agua le debilitaba, y ella no quería eso.

Entonces (...) se tensó al sentir la erección de Ace contra su espalda. Se sentía indefensa, no podía evitar ladear la cabeza buscando que él la besara.

Tenía el cuello tenso e hipersensibilizado por la lengua de ese chico, parecía un gato lamiendo su cuello y mordiendo el lóbulo de la oreja mientras sus manos buscaban más abajo de su redondeado vientre el botón que activaba el placer en (...).

La respiración de Ace era ardiente, lenta y muy controlada. ¿Era el mismo hombre con el que había estado varias veces antes?

(...) gimió y se apretó contra contra el cuerpo de Ace, ese magnifico cuerpo.

Ace la sujetó con más fuerza que antes y, cuando (...) abrió los ojos, vio que la estaba sacando del agua. Al estar fuera se puso de pie y tras estabilizarse un poco Ace utilizó su cuerpo para empujar a (...) contra una columna.

Ella jadeó por el impacto, Ace la tomó por las muñecas, le levantó los brazos y los pegó a ambos lados de la cabeza de (...) antes de morderle el labio inferior y apartarse sin soltarlo.

Muy despacio metió una de sus rodillas entre las piernas temblorosas de (...) para separarlas un poco.

Parecía que no quería hablar de nada, y (...) entendía esa necesidad.

Tenían muchos meses sin verse y la acumulación de estrés no era buena.
Para nada buena.

El estómago se le revolvió y mandó las punzadas directas al centro de su sexo cuando Ace comenzó a lamer la comisura de los labios, la mandíbula y después la garganta.

Lo necesitaba con desesperación pero tampoco quería darlo a conocer.

Quería rodearle el cuello con los brazos, atraerlo más a su cuerpo para sentirlo por completo. Para saber que era real y no un sueño malévolo.

(...) intentó capturar los labios de Ace pero como sospechó, no se lo daría fácil. Ace se acercó lo suficiente a ella, a centímetros de distancia, mezclando sus alientos.

Y entonces, al saber que Ace no le haría la pregunta esperada ella decidió rendirse.

―Bésame. ―Suplicó, ella lo sabía pero no le importaba.

Ace era y sería lo que ella necesitaba.
(...) observó ese rostro infantil con graciosas pecas que le hacían parecer más joven de lo que era, y ella suspiró. Sujetó con más fuerza las muñecas de la chica y apretó más el cuerpo contra ella. Acercó su rostro muy despacio.

One Piece x Lectora (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora