One Piece x Lectora (EDITANDO)

Sabo.

Base de los Revolucionarios.

―¡(…)!

La mencionada dio un respingo al escuchar el grito de Sabo, se giró sobre los talones y vio que el rubio subía las escaleras donde ella se había quedado estática. ¿Qué bicho le había picado? Se veía agitado y muy molesto, cosa rara en él.

―¿Estás bien, Sabo?

―No lo sé.

Vaya, esa respuesta le daba mucha información.

―¿Qué te pasa? ―preguntó ella muy asustada, Sabo no respondió.

Se limitó a subir las escaleras y a coger a (…) en el camino, la arrastró con él ignorando a algunos compañeros que le lanzaron una mirada perversa a la joven pareja. Todos sabían que esos dos estaban juntos, sólo tenían que verlos cuando estaban solos y la verdad salía a flote. Y por supuesto, como no lo habían hecho oficial los amigos más cercanos de la pareja se encargaban de llevar a ambos hasta el límite para que admitieran abiertamente lo que todos ya sabían. Les gustaba joder en pocas palabras.

Sabo cerró la puerta de la habitación y la tensión subió a un nuevo nivel entre ellos.

―¿Cuándo pensabas contarme?

(…) frunció el ceño al no entender, y entonces recordó algo. Algo que pasó cuando Sabo visitó a su hermano.

―¿Contarte, qué?

No se iba a delatar fácil. Primero quería asegurarse.

―Lo de Dressrosa.

«Mierda, lo sabe», se dijo (…) perdida.

―Sabo, ese beso no significó nada para mí.

Ahora Sabo era el confundido.

―¿Beso? ―preguntó con los celos creciendo en su interior―. ¿De qué beso hablas? ¡Yo te preguntaba por lo que le dijiste a Luffy de que yo era tu amigo y no tu novio!

«La he cagado.»

―De… de ninguno.

Sabo se acercó a ella y la tomó por los hombros, (…) se puso más nerviosa.

―(…) será mejor que hables, ahora.

―Sabo, de verdad ―insistió la chica―. No quiero pelear por algo absurdo. Ya sabes que sólo te quiero a ti. ―(…) le rodeó el cuello con los brazos mientras le quitaba el sombrero y lo dejaba caer con cuidado al suelo.

Se tomó su tiempo acariciándole la nuca hasta que sintió los dedos de Sabo clavándose en sus caderas.

Ah, ahí estaba seduciéndolo de nuevo esa joven hermosa.

Maldición, si no fuera porque estaba locamente enamorado de ella le habría insistido en el asunto.

―¿Olvidamos el asunto, Sabo?

No le respondió, estaba demasiado ocupado quitándole la ropa.

(…) le observó mientras la desnudaba muy despacio, tomándose el tiempo con cada prenda y cada parte de su cuerpo que revelaba. Adoraba a ese rubio cariñoso, aunque nunca sabía cuándo podría aparecer su lado dominante.

―¿Sigues enojado?

Ante la repentina pregunta de (...), Sabo no dijo nada. Cosa que sólo aumentó las ansias en la chica.

Una vez estuvieron desnudos pasaron unos instantes en silencio. Observándose y tratando de hablar de lo que sentían, pero ninguno daba el paso necesario.