Me paré frente al espejo y tomé inventario.
Jersey gris, jeans y converse negros. Bien, ¿no? ¿Qué se usa en una cita de todos modos?
No lo sé.
Dongwoon llegaría en cuestión de minutos y yo obviamente no estaba preparado. Había aceptado salir con él, y hace un par de horas estaba bastante convencido de ello... ahora, no tanto.
¿A dónde iríamos? ¿De qué hablaríamos?
Aunque debía admitir que Dongwoon y yo teníamos algunos asuntos pendientes. Como nuestro beso, que no había sido precisamente lo que se espera de un primer beso, y tarde o temprano tendría que resolverse. Yo no tenía ninguna duda de lo mucho que quería que se resolviera, pero no estaba tan seguro de estar listo para que ocurriera esta tarde.
Todo había pasado tan raro en torno a nosotros. Y ahora que se supone que salimos, ¿somos una pareja? El término sonaba demasiado grande aun en mis pensamientos.
Apoyé ambas manos en el lavabo del baño y me tomé un minuto para respirar. Tenía que tragarme todos mis temores e inseguridades antes de las cinco, y me estaba quedando sin tiempo. Revisé (por milésima vez) mi reflejo. Nada había cambiado desde la última vez que me fijé hace cinco segundos, por supuesto. Llevaba la misma ropa, mi cara la misma de siempre...
Corrí de vuelta a mi habitación y regresé en seguida. Me quité los lentes y me puse los de contacto. Hicieron falta un par de intentos hasta que me los coloqué correctamente. Miré mi reflejo de nuevo y traté de convencerme de que, ahora sí, eso era todo lo que necesitaba.
***
Dongwoon llegó por mí a las cinco menos dos. Puntual. Dejé que tocara el timbre otra vez y abrí tratando de lucir relajado.
Fracasé.
–Hola –fue todo lo que dijo, deslumbrante bajo el umbral de mi puerta.
Sonreí embobado.
Él llevaba puesto un suéter blanco con rayas negras una camisa gris de botones debajo y jeans. La ropa casual le quedaba aún mejor que el uniforme escolar, algo que no creí posible, sinceramente.
–Hola... –Traté de mantenerme de pie–. Um... pasa.
Me hice a un lado y caminamos hasta el living, con Dongwoon detrás de mí.
Lo miré de reojo, y por un momento pensé en decirle que se veía guapo (mucho), pero sabía que ese sería el detonante de su actitud engreída, y francamente, sin defensas como me sentía, no tenía ganas de lidiar con esa cara de él. Me senté en el sofá principal. Dongwoon no necesitó invitación para sentarse a mi lado. Se movía cómodamente, confianzudo, a pesar del ambiente desconocido.
–Tu casa es linda –comentó Dongwoon de repente.
Me moví incomodo en el sofá y me encogí de hombros.
–No es mi casa. –Esperaba que él entendiera a qué me refería.
–Oh, claro.
Su voz se desvaneció convirtiéndose lentamente al silencio.
Y como él no dijo nada, yo tampoco. En vez de eso, me sonrió con su deslumbrante sonrisa. Mi corazón se agitó en respuesta y me quedé atrapado en resplandor de su alegría. No lo entendía, de verdad que no. Estuve a punto de preguntar por qué, antes de atraparme a mí mismo sonriendo. Y la sensación comenzó a crecer dentro de mí; como hierro fundiéndose. No sé trataba de nada nuevo. Aquella sensación la venía sintiendo desde hacía algunas semanas, en momentos bastante específicos. Cálida, ardiente. Algo que, la mayor parte del tiempo, había pretendido ignorar. Y que ahora me resulta imposible de contener.
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Bienvenido a Seúl
FanficLee Kikwang es un chico introvertido, algo apático e inseguro. Él solía vivir en la seguridad de la rutina hasta que su vida da un giro sacándolo de su confort. Todo comienza cuando su madre se vuelve a casar, y se ve obligado a dejar su escuela, su...