Capitulo 14

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¡Imbeeecil! ¡Estúpid0! ¡Infeliz! Pero quien... ¡Quien se cree!


Decirme eso a mi, ni que me afectara.


¡Por que no me afecta!


Me recosté en el asiento y suspiré. ¿A quien quería engañar? Me afectaba y mucho, me dolía que justo sea él quien me dijera esa verdad, por que así era.


A mi padre no le importaba nada de mí.


¡Pero me canse!


Desde este momento iba a olvidarme de él, lo iba a tratar como lo que era, un jardinero y nada más.


Marcos me estaba hablando y yo ni lo pelaba, la verdad, que no tenía ganas de hablar.

Es que dios, no era Chris.


Si el fuera quien me hablara... yo contenta.


Pero ese muchacho... me daba lo mismo.


- Dulce ¿Me escuchas? –Me preguntó en un semáforo mientras se giraba a verme-


- No... digo si


- Estas distraída –Dijo soltando una risita-


- Puede ser –Dije mirando por la ventana-


- Sabes, si no estoy equivocado, diría que entre tu y el jardinero hay algo –Comentó luego de unos momentos en silencio-


¡Es que! ¿Tan obvia era?


- No claro que no –Espeté enojada- Obviamente, yo no tendría nada con ese... estúpiid0, a parte... el tiene novia –Me crucé de brazos- Cabe aclarar que Maite no me llega ni a los talones, por que o sea es una mucamita de cuarta, una...


- Entiendo –Me interrumpió- No conozco a la tal Maite, pero estoy seguro que no te llega ni a los talones... eres hermosa –Me sonrió-


Si, como no. Ignoré su comentario y mire hacía otro lado. Si fuera Chris quien lo decía...

Debía dejar de meter a Christopher en todo.


Llegué a la casa y me fui directamente a mi habitación, sin dirigirle la palabra a Marcos, tal vez así se enterase que se podía meter sus piropos por donde le entraran.


Era casi de noche y yo no tenía hambre. Estaba dolida, quería hacerme la fuerte, como en los últimos veinte años de mi vida.


Pero no podía.


Es que... eran justo las palabras que se habían clavado en mi corazón. Por que eran verdad, no le importaba a mi padre.


Y eso me dolía.


Más me dolía saber que Chris solo tenía una imagen de mí, de una chica frígida, caprichosa y engreída.


Bueno al fin y al cabo... ¿Así era yo?


Esa era la imagen que yo quería dar, hasta ese momento.


Sabía que era mi culpa que Chris pensara eso, era yo quien daba esa imagen, para protegerme.


Suspirando cerré mis ojos y trate de dormirme. Mañana era un largo día... solo esperaba que una luz ilumine a mi padre y recordara la fecha.



. . .



Desperté emocionada. Ahora tenía veintidós añitos... la verdad eso no emocionaba,
tener más edad no era de mi agrado.


Pero necesitaba saber que mi padre lo recordaba.


Corrí a cambiarme y me esmere como nunca para ponerme bonita, me puso un vestido negro y me alise el cabello.


Sonriendo salí de mi habitación y busqué a mi padre. Fruncí el ceño al no verlo y le pregunté al ama de llaves.


- ¿Dónde esta mi padre?


- Señorita, su padre se fue temprano en viaje de negocios... no regresa hasta dentro de algunos días


Mi cara se desfiguro, había hecho lo mismo a mis dieciséis años. Pero no importaba sonreí nerviosa y caminé hacía la cocina. Estaba segura...


Mi padre iba a darme una sorpresa.


¡Si eso era!


Por eso tardaba... solo era eso.

Los intentos de no llorar estaban fallando pero apreté la mandíbula y continué con expresión frígida.


Hasta que una voz a mis espaldas...


- ¿Qué paso, bonita? –Escuché la voz de Chris a mis espaldas mientras se acercaba a mí- ¿Papi no te dio plata para ir a comprar ropa? –Me preguntó con ironía-


- Muérete –Le dije sonriendo forzadamente- Mejor vete por allá con los yuyos y las florcitas, jardinerito


- Que amargada –Se acercó a mi y se paro justo en frente mío con una sonrisa cínica-

Sabes hay unos aparatitos que vibran, tal vez y te levanten un poco el animo si estas de malhumor... yo te haría el favor pero...


- ¡Eres un naco! –Lo empujé y salí de allí enojada-

CaprichosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora