Akin y Raymond.

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— Amor, ¿Falta mucho?—Miro por quinta vez mi reloj y arreglo mi cabello mirándome al espejo.

— ¡N-No!—Grita desde arriba—¡A-aguanta un po-poco más por favor!— Largo un suspiro largo y me siento en el sofá.

Es nuestro tercer aniversario y su cumpleaños de 24 años, ya van 17 minutos la cuál dijo lo mismo y se está tardando de lo normal.

Llevo puesto mi traje formal negro, una rosa celeste (Su color favorito), mi reloj favorito y el único que tengo, además de que es de mi abuelo y me trae suerte...

La corbata (Que me la tuvo que hacer Akin por que me tardé 5 minutos en intentar hacérmela) y un ramo de flores celestes. Sus favoritas.

— ¡N-no mires, Raymond!—Miro por dónde están las escaleras confundido— ¡P-por favor! ¡Tapate los ojos!

— ¡Pero si me tapo los ojos no podré ver tu lindura, amor!—Escucho como bufa y sus pasos acercarse a mi.

Me doy la vuelta y mi boca se abre en una enorme O.

Joder, que lindo está. Akin lleva puesto unos shorts, una camisa celeste a cuadros, una corona de flores pequeñas blancas en su linda cabeza calva, sus uñas están pintadas del mismo color haciendo juego todo y las vans celeste que le compré y le encantaron.

Está precioso.

Igual de hermoso aquella vez que lo conocí en África, joder, recuerdo cuando lo vi por primera vez y caí enamorado.

— ¿Te g-gusta?—Me sonríe con nerviosismo y timidez, yo solamente asiento sonriendo y le extiendo el ramo de flores como un estúpido enamorado.
En serio, estaba enamorado.

— ¿Vamos?—Ofrezco mi brazo lo más elegante que puedo, él lo acepta y mira la puerta como si fuera la mismísima entrada al infierno.

— U-um, s-si.—Camina con rapidez a la puerta pero yo lo detengo.

— ¿Estas nervioso, pequeño?—Me arrodillo en frente de él y mirándolo con preocupación.

— N-no Ray, solamente vamos.—Me tironea del brazo pero lo detengo.

— ¿Estas nervioso por que es la primera vez que salimos juntos?—Me levanto y él me mira con tristeza, si. Está nervioso y apenado por su piel.—Si quieres salimos y hacemos la cena aquí en casa, Akin...

— ¡N-no!—Niega con rapidez—Quiero salir y hacerte feliz...—Murmura con tristeza.

Me rio con su comentario y niego con la cabeza.

Nunca cambiará y eso me alegra.

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